lunes, 26 de septiembre de 2016

Entrevista a François Houtart, sociólogo y teólogo. "El bien común de la humanidad como matriz de la nueva sociedad"



François Houtart



Cira Pascual Marquina
PolítiK

Esta conversación con el sociólogo y teólogo de la liberación François Houtart, que apareció por primera vez en el número 17 del mensuario PolítiK, explora los límites de los procesos de cambio en América Latina y el concepto de bien común de la humanidad.
-Cira Pascual Marquina (CPM): En el libro Más allá de la economía, el bien común de la humanidad (2013), planteas que para asegurar la continuidad de la humanidad y de la vida en el planeta hay que construir un nuevo paradigma en el que el bien común esté por encima del bien individual. ¿Podrías explicar el concepto de “bien común de la humanidad”?

-François Houtart (FH): El concepto de bien común de la humanidad tiene varias dimensiones. La primera es la dimensión de lo que se llaman los comunes o en inglés the commons: los bienes que no son individuales sino comunes, por ejemplo la tierra antes del capitalismo y hoy en día los servicios públicos. Hay muchas luchas en el mundo para proteger, recuperar o aumentar la dimensión de los bienes públicos. Ahora tenemos como bienes públicos la educación, la salud, pero también el agua, la comunicación, etc. Este es un primer nivel de lo que podemos llamar el bien común de la humanidad.

Sin embargo hay un segundo nivel, y el segundo nivel es el concepto clásico del bien común: cosas que le pertenecen al conjunto de la sociedad y que no pueden ser propiedad de individuos como, por ejemplo, en una ciudad, los parques o los espacios verdes, etc. Eso es un bien común. Pero hay sectores que no son directamente materiales, que son más bien de tipo jurídico, por ejemplo el código de circulación (si no se organiza, es el caos). En verdad este es un concepto que existe ya desde la filosofía griega, en particular Aristóteles, que reconoce que hay espacios en la vida colectiva que son espacios comunes, de bien común, y esta fue la base sobre la que la iglesia católica construyó su doctrina social.

Pero pienso que debemos ir un poco más allá y por eso he hablado del bien común de la humanidad: un principio de organización de la vida colectiva de la humanidad en el planeta que se base sobre la vida y no sobre la muerte... así este concepto se opone al concepto fundamental del sistema capitalista. Y cuando digo que el nuevo paradigma se basa sobre la vida, esto implica la posibilidad de crear, de conservar, de mejorar la propia vida –la vida en su sentido completo, no solamente la vida física, biológica, sino también la vida cultural, la vida espiritual–. Y no solamente construir en función de la vida de los seres humanos, sino también de otros géneros: los animales, las plantas, etc. Lo que se llama hoy el derecho de la naturaleza.

Este concepto es más amplio que el concepto de los comunes y que el concepto del bien común, pero integra estos dos conceptos. Este concepto que he llamado el bien común de la humanidad, es evidentemente un nombre; no importa el nombre, lo que importa es el contenido. Podemos darle otros nombres, por ejemplo el sumak kawsay que es el buen vivir, el concepto de los indígenas andinos, o podemos llamarlo socialismo del siglo XXI.

-CPM: En el libro que mencioné anteriormente enumeras cuatro elementos clave para aterrizar el concepto del bien común de la humanidad; podríamos decir que estos elementos son una especie de hoja de ruta para organizar la tarea colectiva en cuanto a la definición de la nueva sociedad postcapitalista. ¿Puedes explicárnoslos?

-FH: Sí, debemos concretar las cosas porque todo esto puede parecer algo abstracto. Precisamente he tratado de ver, como sociólogo, qué significa esto en la práctica de la vida colectiva humana. Por eso he tomado cuatro realidades fundamentales de toda sociedad, que son, por una parte la relación con la naturaleza, ya que ninguna sociedad puede vivir sin la naturaleza; después la producción material de la vida, porque la vida no es una abstracción y sin producción material no hay vida; la organización social de la vida, que debe ser colectiva en lo social y en lo político; y finalmente la cultura, porque el género humano es el único que puede reflexionar sobre su propia realidad y eventualmente anticipar el futuro, y que es, como dicen los mayas, “la parte consciente de la naturaleza”.

Reflexionando sobre estos cuatro elementos fundamentales de toda sociedad podemos entrar en detalles, especialmente comparando con la situación actual del sistema capitalista. Por ejemplo, en cuanto a las relaciones con la naturaleza: ¿cómo ve el capitalismo la naturaleza? Para el capitalismo la naturaleza es recursos naturales, es decir, una naturaleza que se debe explotar, y explotar en función de los intereses del capital y de la acumulación del capital. Por el contrario, en lo que se refiere a la nueva organización del bien común de la humanidad, la naturaleza debe ser respetada: es la fuente de toda vida, de la vida física, biológica, cultural, espiritual, y en este sentido la naturaleza no es solamente un objeto de explotación.

Esto, si queremos ir más allá en la práctica, tiene muchas consecuencias para la vida cotidiana y también para la organización nacional e internacional. Por ejemplo, si aceptamos que la naturaleza es la fuente de la vida, no podemos aceptar que personas individuales o corporaciones, grandes empresas multinacionales, se apropien de la naturaleza (y en particular las riquezas naturales que son los minerales, las fuentes de energía, etc.) por la simple razón que estas cosas deben entrar en la concepción del bien común. Aquí no digo que no se debe extraer, porque la madre tierra es generosa, sino que se debe hacer respetando los derechos de la naturaleza, la posibilidad de regenerarse y de continuidad de la vida. Este es un ejemplo práctico. También, por ejemplo, no se puede aceptar la mercantilización de bienes básicos para la vida como las semillas o como el agua. Ese es un primer paso.

El segundo es la producción de la base material de la vida. Como he dicho, cada vida tiene su base material y no se puede continuar sin esta base. Ahora la base material de la vida –la economía–, está organizada por la lógica del capital. El capital es el único motor de la economía, con su necesidad inagotable de tener ganancias para poder acumularse. Frente a esto la lógica debe ser absolutamente diferente: no una lógica de acumulación del capital, de valorización única del valor de cambio. Porque hay dos tipos de valores para todo servicio o bien: el valor de uso, es decir lo que es útil para la humanidad, para la naturaleza, para el mundo, y el valor de cambio o lo que permite ganancia. Solamente el valor de cambio, es decir, si una cosa es una mercancía, contribuye a la acumulación del capital. Por eso en el capitalismo todo debe convertirse en mercancía. Esta es la lógica del capital. Debemos salir de esta lógica, con todas las consecuencias en cuanto a la propiedad de los medios de producción, significa, en lo práctico, que no podemos aceptar la dominación del capital financiero, los paraísos fiscales, etc.

Un tercer elemento es la organización social y política, que debe ser democrática, para permitir que todos los seres humanos sean actores y no solamente sujetos de una política decidida desde arriba o por una minoría. No hay nada menos democrático que la economía capitalista que concentra el poder y desconoce lo que se llaman las “externalidades”: los daños ambientales y los daños sociales, que no paga el capital. Se deben promover procesos democráticos en todas las instituciones, desde las políticas y económicas hasta las culturales, sociales, religiosas. Esto también debe extenderse a todas las relaciones sociales, como las relaciones entre hombres y mujeres. Este es el tercer aspecto que tiene muchas aplicaciones en el mundo.

Finalmente, en cuanto a la cultura, hablamos de la interculturalidad. El hecho de no permitir que la cultura occidental, totalmente inmersa en el concepto de modernización, absorbida por la lógica del capital, sea la única cultura aceptable en el mundo, y comprender que todas las culturas, los saberes y las espiritualidades pueden contribuir al bien común de la humanidad y a la ética necesaria para esta construcción.

Ahora, todo esto puede parecer una bella utopía pero no lo es. No es una utopía en el sentido de ilusión, porque en el mundo hay millares de grupos que luchan por construir mejores relaciones con la naturaleza, por otro tipo de economía social y solidaria, por los derechos de todos los grupos humanos y finalmente por la interculturalidad. Esto significa que existe ya en la realidad la posibilidad de perseguir valores que no son puramente abstractos, sino que ya son el proyecto concreto de muchos movimientos y organizaciones en el mundo. Por eso pienso que sobre esta base se puede construir una perspectiva nueva.

-CPM: En algunas intervenciones has planteado que los procesos de cambio en América Latina se caracterizan por ser posneoliberales, pero todavía no se han dado pasos concretos hacia el postcapitalismo. ¿Podrías profundizar sobre esta caracterización de los procesos en Nuestra América y cómo avanzar hacia el postcapitalismo?

-FH: Sí, yo pienso que hay muchos aspectos en todos los dominios. Voy a tomar solo un ejemplo práctico: el problema de la agricultura. Los países que se dicen progresistas en América Latina –y que realmente han sido posneoliberales en el sentido que han reconstruido un Estado que trabaja por una cierta redistribución de la riqueza y también por un mejor acceso a los servicios como la educación o la salud para las clases desfavorecidas– promueven el monocultivo para la exportación, con todas sus consecuencias ambientales: destrucción de la selva amazónica, destrucción de los suelos, contaminación de las aguas, y también, finalmente, daños muy graves para las poblaciones, para la salud, y en cuanto a los efectos sociales como las migraciones hacia las grandes ciudades o al exterior.

Así han promovido esta agricultura en detrimento de la agricultura campesina, que podría dar una respuesta muchísimo mejor a la primera función de la agricultura, que es nutrir la población: es un hecho que la agricultura campesina en América Latina está nutriendo más del 60% de la población del continente. Una segunda función es participar en la regeneración de la Madre Tierra: muchas veces los campesinos trabajan con agricultura orgánica y de manera respetuosa de la naturaleza. Y, finalmente, el bienestar de los campesinos, frente a una agricultura de monocultivos, mucho más productiva, pero que proletariza al campesino o lo integra al sistema capitalista de monopolios, que crea dependencia de las grandes multinacionales de producción o de distribución. La agricultura campesina no es una cosa arcaica, del pasado, sino una cosa del futuro, y esto es reconocido incluso por la FAO.

Lo que hemos visto en América Latina es un intento de construir sociedades posneoliberales –pero no postcapitalistas, y en este sentido continuando con la idea de la modernización de las sociedades, y finalmente con un “capitalismo moderno”; esto tiene como consecuencia, por ejemplo en el campo de la agricultura, que no se promueve una nueva agricultura campesina que podría resolver muchos de los problemas de la pobreza rural y también de la producción de alimentos y de la soberanía alimentaria. Este es un ejemplo, pero podríamos dar otros ejemplos de otros aspectos que nos permiten decir que los ensayos de cambio, de los países progresistas, que fueron muy interesantes y tuvieron varios logros muy reales, finalmente no han transformado la lógica fundamental de la organización de las sociedades. Por eso me parece que desarrollar el concepto de Bien Común de la Humanidad podría ser un paso adelante frente a la crisis que afecta a todos estos países actualmente.

-CPM: Hablando de la crisis, un camino que impulsa el Gobierno Bolivariano para la salida es el Arco Minero. Se supone que explotar el oro y otros minerales en la enorme cuenca del Orinoco nos ayudará a salir de la crisis. Así, tras el anuncio de apertura, más de 150 corporaciones mineras han expresado interés, y ya se han firmado contratos con la canadiense Gold Reserve y con empresas chinas. ¿Qué opinión tienes sobre este tipo de propuestas?

-FH: Esta situación no es particular a Venezuela aunque el caso del Arco Minero es impresionante. Encontramos situaciones similares, tal vez a menor escala, en Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina. El problema es que la única respuesta que ven los gobiernos progresistas actuales frente a la crisis, que es una crisis a escala mundial y que afecta a muchos de estos países porque son exportadores de bienes primarios (explotación minera, petrolera o agrícola), es abrirse más al mercado y entrar en políticas de tipo neoliberal. Evidentemente es una contradicción fundamental. Pienso que estos gobiernos no han reflexionado suficientemente sobre las alternativas al capitalismo.

Debemos reconocer la realidad: Estas medidas contradicen de manera fundamental lo que se ha planteado como meta, y vemos un creciente abismo entre el discurso y las prácticas. La verdad es que estas prácticas van a llevar a una mayor concentración del capital y al desconocimiento de las externalidades, es decir, la destrucción de la naturaleza y la destrucción social y cultural. Eso debemos reconocerlo y debemos tratar de ver qué soluciones podemos encontrar que no entren en contradicción con lo que se había propuesto.

-CPM: Tenemos una tarea clara: la superación del capitalismo. Pero también nos encontramos con múltiples barreras como la enajenación o la pérdida de la esperanza. ¿Qué hacer en estas circunstancias difíciles?

-FH: Precisamente por la situación que vivimos debemos tratar de redefinir la tarea de la izquierda y reflexionar sobre las estrategias posibles. Por eso me parece que un trabajo de conjunto entre movimientos sociales e intelectuales va a ser necesario primero para redefinir las metas (definir qué tipo de sociedad queremos); aquí entra la propuesta de Bien Común de la Humanidad, donde tocamos un espectro que va desde la relación con la naturaleza hasta la organización colectiva de la política y la sociedad, y también la espiritualidad, la manera de vivir las cosas en lo cotidiano...

Entonces, el primer aspecto significa que juntos debemos trabajar por una redefinición colectiva de las metas de la sociedad, no solamente con intelectuales que tienen toda la verdad que se debe imponer a las masas. No, este concepto de vanguardia es obsoleto. Debe ser un trabajo colectivo: por una parte con la experiencia de los movimientos políticos y sociales de izquierda que debemos recoger y tratar de sistematizar, y por otra parte, con el trabajo de los intelectuales. Con todos los logros que hemos desarrollado en los dos últimos siglos, la reflexión fundamental del marxismo, pero también de otras corrientes intelectuales que pueden ser útiles. La cuestión es cómo redefinir la meta fundamental de la humanidad y de la sociedad.

El segundo aspecto es cómo definir las transiciones. Es evidente que no podemos construir el socialismo o comunismo instantáneamente. Eso provocaría catástrofes económicas derivadas del boicot y de los embargos o incluso intervenciones militares. Eso no es posible, pero sí, podemos pensar transiciones, es decir, pasos que nos ayudan a construir el paradigma nuevo. No se trata de adaptar el capitalismo a nuevas situaciones sino de construir una sociedad diferente. En cuanto a la cuestión de cómo construir transiciones, hay que hacerlo desde una perspectiva dialéctica, sin caer en la idea del progreso de la modernidad –un progreso lineal sobre un planeta inagotable (un concepto muy capitalista de la “modernidad”, por cierto.

Es necesario redefinir la modernidad, encontrar transiciones y actores que pueden actuar en cada aspecto. Este es el gran reto no solamente para América Latina sino también para el mundo entero. Y ya podemos empezar, de forma humilde y cotidiana, a pequeña escala, como lo han hecho por ejemplo los zapatistas, y después poco a poco ampliar esta visión para construir otra matriz de desarrollo humano. Esto es absolutamente necesario frente a la destrucción de la naturaleza que el capitalismo está provocando, y también de destrucción humana, cultural y espiritual.

-CPM: Has mencionado en algunas intervenciones que para entender la sociedad hay que hacerlo en términos de clase. En el periódico PolítiK estamos absolutamente de acuerdo. ¿Podrías profundizar sobre la necesidad del análisis de clase?

-FH: El análisis de la sociedad desde una perspectiva de clases es ciertamente importante. También es verdad que en el siglo XIX –en la Europa en que Carlos Marx reflexionó y escribió– la clase obrera era la clase fundamental para iniciar el cambio. En este sentido el papel de la clase obrera para cambiar el conjunto de la sociedad era absolutamente fundamental. Hoy en día debemos reflexionar frente a la realidad actual: una clase obrera muy segmentada por el sistema capitalista y que ha cambiado en los países industrializados, donde han desplazado la actividad de producción hacia las periferias y que se especializan en servicios.

Esto significa que la clase obrera hoy es diferente a la clase obrera del siglo XIX europeo o norteamericano. Así, otras clases sociales, como los campesinos por ejemplo, están también afectadas por la lógica del capital, y hoy vemos que frente a esta destrucción sistemática del pequeño campesinado, hay movimientos que son más radicales que el movimiento obrero. En particular, en el plano internacional, la Vía Campesina, la organización mundial de los campesinos, es más radical contra la Organización Mundial del Comercio o el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional que la organización Internacional de los sindicatos. Este es un hecho y debemos reflexionar sobre las nuevas realidades.

Es verdad que son los trabajadores los que enfrentan la contradicción fundamental con el capital, pero ya no son solo los trabajadores industriales, también están los trabajadores del campo, los precarizados, todos estos grupos sociales que son afectados hoy por la lógica del capital , y por eso la lucha y la organización de la lucha social debe ser pensada de otra manera que en el siglo XIX. Esta es una de las tareas para los movimientos sociales y los movimientos políticos de izquierda, para no equivocarse ni en el vocabulario –lo cual es secundario pero importante–, ni en las prácticas sociales y políticas, es decir: la definición de las luchas sociales.

Fuente: Rebelión

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Publicado por Luis Fernández-Díez Cuenca en 13:32:00
Reacciones:
 


jueves, 15 de septiembre de 2016


MENSAJE DEL XXXVI CONGRESO DE TEOLOGÍA

Del 8 al 11 de septiembre de 2016 hemos celebrado el 36 Congreso de Teología, que ha reunido a personas y colectivos procedentes de los diferentes continentes, pueblos, culturas y religiones para reflexionar sobre el tema “Migrantes, refugiados y fronteras: de la exclusión a la hospitalidad”. En él han participado activistas sociales comprometidos en los campos de refugiados y en las zonas fronterizas, que han aportado sus experiencias. Nos han acompañado representantes de pueblos oprimidos y olvidados. Hemos contado con especialistas en relaciones internacionales, procesos
migratorios, trata de seres humanos, teoría de género, así como con teólogas y teólogos, que .han hecho análisis críticos de la situación y han ofrecido interpretaciones liberadoras de los textos religiosos.

1. Existen en el mundo 200 millones de personas migrantes, 60 millones de
desplazados, 20 millones de ellos refugiados y 40 desplazados internos, y 4 millones de víctimas de trata. Las personas más vulnerables son los niños, las niñas, mujeres, gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, sometidos a todo tipo de vejaciones:acoso sexual, agresiones físicas, trata de personas, tráfico de órganos, trabajos forzados, prostitución, violencia de género. Son personas sin nombre, sin cara, sin identidad reconocida. Viven una soledad social, política, moral y jurídica. Se les niega la dignidad
y el derecho a la vida, como demuestran las miles de personas muertas en el legítimo intento de atravesar las fronteras.

2. En expresión de Francisco, estas personas son consideradas “`población
sobrante”, producto de la “cultura del descarte”, que nos vuelve incapaces paracompadecernos ante los clamores de los otros. Son víctimas de un sistema basado en el Dios Dinero, del capitalismo perverso y de la acumulación mafiosa del capital. Quien se beneficia de esta situación es una elite políticoeconómica, patriarcal, colonial, racista y antiecológica, que pone en marcha tres grandes negocios: el de la seguridad, el de la economía política de las migraciones y el de la gestión de las personas en movimiento.

3. A pesar de las discriminaciones que sufren, las mujeres inmigrantes,
refugiadas y desplazadas demuestran una gran capacidad de resistencia, resiliencia y empoderamiento.

4. Los países de acogida son, en su mayoría, países del Sur, mientras que la
mayoría de los del Norte cierran sus puertas a cal y canto, protegen sus fronteras con vallas, concertinas, policías y fuerza militar, niegan el derecho de asilo, siguen políticas equivocadas de seguridad, incumplen los protocolos internacionales y sus propios compromisos, y no demuestran voluntad de acogida.

5. La insolidaridad de los Estados del Norte contrasta con la solidaridad que
demuestra una parte importante de la sociedad, que adopta actitudes de hospitalidad, y con el trabajo de los movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y personas cooperantes, que colaboran en los campos de refugiados y en las fronteras.

6. El papa Francisco está adoptando actitudes ejemplares de acompañamiento y acogida, al tiempo que denuncia la hipocresía de los gobernantes y de los poderes económicos y financieros europeos. Dirigiéndose a ellos en su visita a Lampedusa pronunció la palabra “vergüenza”. A los parlamentarios europeos les dijo que no es
tolerable que el Mediterráneo se convierta en un gran cementerio ni que se niegue acogida a quienes llegan a diario a nuestras costas, muchas veces muriendo en el intento en las barcazas. Actuar de esta forma es negar su dignidad y favorecer el trabajo esclavo.

7. La actitud hospitalaria del papa contrasta con la insensibilidad de un sector
importante de la jerarquía católica española ante el drama de las personas migrantes y refugiadas, cuyos problemas parece serles ajenos o no son prioritarios en su agenda pastoral. Amén de insensibilidad, hay obispos que amparándose en un mal uso de la libertad de expresión, adoptan actitudes racistas, xenófobas, excluyentes e inhospitalarias cuando alertan irresponsablemente sobre la “invasión” de los refugiados, cuestionan que todas las personas que cruzan la frontera sean “trigo limpio” y afirman
que a Europa vienen muy pocos porque sean perseguidos. Alguno ha llegado a decir que la llegada de los refugiados es el Caballo de Troya de las sociedades europeas y, en concreto de la española, y que la acogida de los refugiados puede quedar muy bien, pero que “hay que saber lo que hay detrás”.
Estas declaraciones se hacen desde la impunidad jurídica y el disfrute de
privilegios de todo tipo de parte del Estado: educativos, sociales, fiscales, económicos, financieros. Privilegios s que los alejan del Evangelio como mensaje liberador de Jesús de Nazaret.

8. Queremos denunciar enérgicamente tales declaraciones, que demuestran
ausencia total de misericordia y falta de sentido de hospitalidad, se alejan del mensaje hospitalario de la Biblia, que pide amar a los emigrantes, no maltratarlos ni oprimirlos “porque emigrantes fuisteis vosotros en el país de Egipto” (Éx 22,20), y son contrarias a la práctica acogedora de Jesús de Nazaret, él mismo perseguido, emigrante e identificado con los emigrantes (Mt 25,3145).

9. En nombre del Dios de la Vida y de la Paz condenamos el terrorismo, en este caso, el terrorismo que dice basarse en motivos religiosos y matar en nombre de Dios y que provoca la salida de poblaciones enteras para huir del terror.

10. Exigimos a los Estados:
cumplir los protocolos internacionales en materia de inmigración, refugio y
desplazamiento; abrir rutas seguras que impidan caer en las redes de las mafias;no participar en el negocio de venta de armas que se utilizan para apoyar al terrorismo y a los gobiernos dictatoriales; combatirel racismo institucional; negar legitimidad a gobernantes corruptos y autócratas;
apoyar a las organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno; fomentar políticas de desarrollo en los países de origen;
cumplir sus compromisos de acogida;  fomentar el diálogo intercultural, interreligioso e interétnico.

11. El Congreso quiere expresar su solidaridad con los pueblos oprimidos y
olvidados como el kurdo, el palestino y el saharaui, a quienes se les niega su derecho a
la independencia y se los somete a todo tipo de vejaciones. Todos ellos tienen numerosos emigrantes, refugiados y desplazados.
12. Las personas que hemos participado en este Congreso de Teología nos
comprometemos a:luchar contra la ideología y el sistema económico que provoca la exclusión de millones de personas,denunciar la sistemática transgresión de los derechos humanos de las “personas en movimiento” por parte de los Gobiernos, trabajar por otro mundo posible hospitalario,seguir
la práctica solidaria de Jesús de Nazaret;hacer una nueva teología de la emigración; pasarde la exclusión a la hospitalidad.

En Madrid, a 11 de septiembre de 2016

viernes, 9 de septiembre de 2016

ETICA DE LA INDIGNACIÓN

ETICA DE LA INDIGNACIÓN

16 de setiembre
/Ve4r Etica,. Etica de la…)

ETICA DE LA RESISTENCIA

 De personas pueblos y colectivos
 Contra el TTIP,
contra el colonialismo
contra el orden establecido por Rajoy y el PP.
“Frenar a las derechas…”
No ceder ante al deseo de acumular y de dominar del Cap.

1.    Movimiento u organización,generalmente clandestino,de los habitantes de un país ocupado para luchar contra el invasor:
apoyó a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial.


    ETICA DE LA SUBVERSION

Significado del término.
Si en ciertos momentos no eres subversivo, no eres ético Se trata de volver patas arriba este orden establecido por el Capitalismo y apoyado por Rajoy, Si no haces nada, si piensas casi igual, es que ya no eres ético


La subversión consiste en tratar de sentar los pilares de una sociedad que no se basa en los valores del dinero, el prestigio y el poder, sino en la libertad, la justicia y el amor. Jesús desplazó lo central de la religión de su tiempo, el Templo,  la Ley y  los sacerdotes, hacia lo humano y la humanidad. Se pone de parte de la vida y de la felicidad de todos los seres humanos. El centro de la religión no está en lo dogmático, ni en lo ritual, ni en lo sagrado, sino en lo ético. Jesús nos ofrece un “proyecto de vida”, no una serie de prácticas religiosas. Para Jesús lo sagrado es lo humano, no lo religioso. El proyecto de Jesús es incompatible con el proyecto de la religión. Seguir a Jesús supone caminar detrás de él, renunciar a la seguridad que da el sistema religioso y cargar con la cruz de buscar en cada momento el auténtico modo de acompañarle. Y eso se resume en cuatro afirmaciones que Jesús hizo: “No podéis servir a Dios y al dinero”, “No deis a ningún César lo que es de Dios”, “Sed compasivos, como vuestro Padre celestial es compasivo” y “Los últimos serán los primeros”.
Jesús vio y se conmovió. Se conmovió y se indignó. Se indignó y se comprometió en la transformación de aquella realidad doliente. Se comprometió porque sus ojos veían más a fondo, más allá, otro mundo posible.



envió este texto que hizo para una actividad la Plaza de los Pueblos y habla sobre que es esto de la colonización y por donde andaría lo que sería la descolonización

Partiendo por ejemplo de lo que supuso la colonización de América:

Desmontamos el discurso oficial relacionado con el 12 de octubre como día de  “la   Hispanidad” y realizamos un reconocimiento de los  pueblos  originarios,  a los que se les ha sustraído de manera  dictatorial su  soberanía y derecho a decidir en sus territorios.

El  12 de octubre se  celebra una ocupación político militar que tiene como resultado el  exterminio de más de 80  millones de personas y la  esclavitud de otras miles y miles, pertenecientes a pueblos originarios de América y también de países de África y de Asia.

También este día en España es el día de la Fiesta Nacional. El principal acto de celebración tiene lugar con el gran desfile militar del año. Tenemos un ejército más que en vez de cuidar al pueblo, cuida los intereses económico-energéticos de las grandes corporaciones.
Queremos que el presupuesto que dedica el gobierno a los gastos militares se invierta en necesidades sociales

La Política colonizadora adopta en la actualidad formas diferentes pero con los mismos resultados que en el pasado, utilizando la violencia contra el medioambiente, contra las  tribus indígenas que habitan los diferentes ecosistemas del planeta y hacia todos los seres vivos a través de sus Lobbies que gobiernan el mundo, con la licencia que les otorgan los gobiernos mundiales, títeres en manos de estas Corporaciones a través del TLC/TAFTA/TPP.

En este contexto es que se están preparando los documentales a partir de septiembre en el distrito y la idea de preparar un arte-evento para el 12 de octubre en Madrid

abrazos
José María García -Mauriño