viernes, 30 de noviembre de 2012

25 N: por qué han sido tan importantes las elecciones catalanas

 

Antoni Domènech · G. Buster · Daniel Raventós · · ·

29/11/12

LA PEDRERA, BARCELONA

"El fulgurante crecimiento en unos pocos meses del soberanismo y el independentismo en el otrora 'oasis catalán' no puede entenderse sin entender estas dos cosas interrelacionadas: la crisis de la Monarquía de 1978 y la crisis del nacionalismo españolista tradicional, crisis asombrosamente aceleradas por la desintegración a cámara lenta de una Eurozona neciamente diseñada y la pésima gestión del problema por los incompetentes burócratas de la Troika. El independentismo catalán –y muy señaladamente, el independentismo parvenude CiU— parasita de ambas crisis."

Sí: eran sólo unas elecciones "regionales" en un país mediano metido en todo tipo de problemas, un Reino de España ubicado en un espacio continental política y económicamente decadente, Europa. Unas elecciones, encima, a las que, tradicionalmente, los propios electores catalanes habían poco menos que vuelto la espalda, castigándolas cada vez más con elevados índices de abstención. Estas del 25 N, sin embargo, cautivaron inopinadamente la atención de la gran prensa española e internacional, desde El País y El Mundo, hasta el Spiegel, el Guardian,el New York Times y el Financial Times. Un analista tan experimentado como el constitucionalista Javier Pérez Royo llegó a hablar de "las elecciones más importantes" desde el comienzo de la Segunda Restauración borbónica. En lo tocante a los propios interesados, los catalanes, nadie esperaba esta vez una abstención elevada, sino todo lo contrario. Y así ha sido: con una participación en torno al 70%, han batido los registros de participación de 1984.

Un triunfo "excepcional" claro, y no digamos una victoria con mayoría absoluta de Artur Mas habría sido una noticia de dimensión internacional, aunque sólo fuera por esto: habría sido la primera vez que el presidente de un gobierno terca e incompetentemente empeñado en unas catastróficas políticas pro-cíclicas de austeridad fiscal, lejos de recibir un gran castigo popular en las urnas, lo que habría obtenido es un premio, y aun un gran premio. Muchos lo esperaban, y la cosa no tenía ejemplo histórico. No ha sido así: Artur Mas y las fanáticas políticas procíclicas de austeridad, recortes de los derechos sociales y consolidación fiscal del mediocre "govern dels millors" han recibido un durísimo castigo electoral con el que ni sus peores detractores podían soñar; lejos de mantenerse o aun de mejorar, CiU ha perdido cerca de cien mil votos (¡con una abstención mucho menor!) y 12 diputados, es decir, cerca del 10% de los votos en términos absolutos y del 20% de los escaños. En términos relativos, ha pasado del 38,43% de 2010 al 30,68 actual, su peor resultado en décadas. Otro tanto le ha ocurrido al otro partido bastión del sistema político catalán, un PSC en tumba abierta hacia la pasokización: la suma de ambos rondaba tradicionalmente los ¾ del electorado; ahora apenas representan el 50%.

Mas hizo un adelanto electoral, a sólo dos años de haber ganado las elecciones autonómicas, alegando haber escuchado el "clamor popular" expresado en la gran manifestación soberanista –"Cataluña, nuevo Estado de Europa"— del pasado 11 de septiembre, acaso la más masiva registrada nunca en la ciudad de Barcelona. Había sido sordo hasta entonces al clamor popular de protesta contra sus crueles políticas de recortes, contra su descarnada ofensiva destructora de derechos sociales conquistados, contra la corrupción de su partido –habrá sido el primer caso en la historia en que un partido de gobierno convoca elecciones con la propia sede embargada por un caso de corrupción que le salpica de lleno—, contra las descaradas políticas de privatización, abierta o encubierta, en sanidad, educación e infraestructuras públicas. Ese clamor popular contra sus catastróficas políticas económicas y sociales tuvo una formidable expresión en la jornada de Huelga General del pasado 14 N, con un Mas sordo tratando de mirar para otro lado.

Esto es lo que se puede decir ahora: el 14 N frustró la manipulación conservadora del 11 S. Si se quiere decir de otro modo: corrigió, precisándolo, su significado. No hay tal cosa como un "derecho a decidir" nacional de Cataluña que pueda hacerse políticamente viable al margen o independientemente de un proyecto económico y social claramente enfrentado a las políticas de consolidación fiscal de Madrid, de Berlín y de Bruselas. El 14 N hizo evidente que el sobrevenido soberanismo de Mas era, en el mejor de los casos, humo obnubilante para seguir con sus políticas socialmente catastróficas, y en el peor, una tapadera para un proyecto de Cataluña a la medida de las elites rentistas políticamente promiscuas de su entorno.

Es evidente. No lo era tanto hace sólo unos días, a juzgar por las falsas trivialidades que llegaron a gozar de amplia difusión. La primera, la de un electorado catalán poco menos que borreguil. Pues a menos que se aceptara esta antipática hipótesis, no puede entenderse que se cotizara como prácticamente segura –en Madrid, no menos que en Barcelona, en Nueva York y en Berlín— una victoria electoral clara del nacionalismo catalán conservador propiciada –como factor decisivo— por la manipulación identitaria del Govern liberal-conservador a través de sus considerables tentáculos publicísticos, públicos y privados. Tampoco era de creer que pudiera influir decisivamente, en uno u otro sentido, la grotesca campaña difamatoria con que la caverna mediática madrileña –tan evidente como torpemente sostenida por el Gobierno del Reino— consiguió enlodar el fin de campaña (como mucho, habrá conseguido reclutar para la causa independentista al irreductible señor Durán Lleida…). Tanto menos resultaban creíbles esas varias hipótesis manipulatorias, cuanto que el peso electoral de las fuerzas partidarias del "derecho a decidir"" (que incluyen a la izquierda y al centroizquierda inequívocamente partidarios del derecho de autodeterminación, aunque no necesariamente independentistas) resultaba abrumador. Y tras unas elecciones que han batido todos los registros de participación, lo sigue siendo: cerca de dos tercios del electorado. Si a esto último se objetara –en la línea de la desmemoriada pseudoizquierda "cosmopolita" postmoderna que ha brotado en las últimas décadas de la mano de la ideología de la "globalización"— que la izquierda política catalana realmente existente actual ha sido ignominiosamente abducida por el nacionalismo catalanista, bastaría recordar que la tradición histórica del movimiento obrero catalán está estrechamente ligada al catalanismo y aun al separatismo, en variantes tan distintas como las representadas por el Noi del Sucre, [1] Maurín o Comorera.

Tampoco era recibible la muy manida "hipótesis padana", según la cual el cruel azote de la crisis económica habría inducido subitáneamente al grueso de la población catalana, con su malvada alta burguesía en cabeza, a una deriva de egoísmo nacionalista insolidario, convencida –erróneamente, o no— de que una región rica y exportadora puede afrontar la peor crisis económica capitalista desde los años 30 mejor en solitario que cargando con el lastre de una España atrasada y harto menos competitiva internacionalmente. No se entiende muy bien entonces por qué el supuesto modelo original –Padania— habría fracasado, por qué habría sido amplia y fulminantemente superado por su pretendido sucedáneo catalán. Eso, aparte de que no está nada claro que la "alta burguesía" catalana apoye la secesión: basta recordar la tarjeta amarilla que sacó Mas en la célebre entrevista concedida hace unas semanas a La Vanguardia; el mensaje no podía ser más claro: no es el país el que debe adaptarse a los grandes empresarios, sino éstos al país.

Tampoco era muy feliz la otra comparación, más del gusto de los nacionalistas, con Quebec: Quebec está netamente diferenciado del resto del Canadá, por lo pronto en materia lingüística y religiosa. La lengua absolutamente imperante en Quebec es el francés, frente a un Canadá homogéneamente anglófono; la religión absolutamente dominante entre los quebequois es la católica, frente al cristianismo homogéneamente reformado del Canadá. Baste recordar, como índice de heterogeneidad (e interpenetración política, familiar y cultural), que la mayoría de los catalanes tiene el castellano como lengua materna o preferida (un 60%).

Más interesante, aunque no mucho más feliz, ha sido la habitual comparación con otro tipo de "nacionalismo egoísta", el flamenco. Bélgica es en varios sentidos un país artificial, que existe aún sólo porque el imperialismo británico frustró al terminar la II Guerra Mundial el deseo de los valones francófonos de unir su destino al de la IVª República francesa. Para conservar a la fuerza unido a ese país fue preciso mantener la forma monárquica de Estado, imponiendo, encima, a (los entonces pobres y ahora ricos) flamencos y a (los entonces ricos y ahora pobres) valones una dinastía de más que dudoso comportamiento durante la ocupación nazi, por no hablar de su pasado colonial genocida en el África central.

La forma monárquica de Estado fue impuesta también en España al final de la dictadura de Franco con la ayuda y aun la presión de potencias extranjeras, singularmente de los EEUU, como documentó ampliamente hace años nuestro amigo Joan Garcés en su clásico Soberanos e intervenidos (Madrid, Siglo XXI, 1996). No era ni mucho menos mayoritario, ni en Cataluña ni en el País Vasco, el sentimiento independentista, por supuesto –¡Cataluña y País Vasco no son el Quebec!—, ni menos, a diferencia de los valones francófonos belgas, pedía nadie unirse a la V República francesa. El grueso de las fuerzas políticas de oposición al franquismo (y particularmente los varios partidos socialistas entonces existentes y el PCE) estaban a favor de resolver el problema de la plurinacionalidad de las Españas –como solía decirse entonces— mediante el ejercicio del derecho de autodeterminación. Ese derecho cayó víctima de la aceptación de la Segunda Restauración borbónica por el grueso de la izquierda política socialista y comunista de entonces: los comunistas y sus sucesores de IU lo mantuvieron de forma puramente retórica en sus programas, y los socialistas del PSOE y del PSC, simplemente, lo borraron y se olvidaron del asunto. Eso trajo como resultado el enquistamiento del problema, y abrió, como es suficientemente sabido, un amplio abanico de posibilidades políticas al ambiguo nacionalismo conservador catalán –que, a diferencia del vasco, había avalado la Constitución monárquica de 1978—: un país, Cataluña, que en 1978 estaba abrumadoramente hegemonizado por la izquierda política obrera, cayó en muy pocos años en manos del nacionalismo burgués conservador, que se perpetuó en el poder autonómico durante más de dos décadas seguidas. Lo cierto es que el arco constituyente formado por socialistas, (post)comunistas y nacionalistas catalanes conservadores ha venido aceptando en la práctica durante años la negación del derecho de autodeterminación de Cataluña. Pero es muy importante comprender que lo que estas tres familias políticas del arco constituyente habían venido aceptando en Cataluña, el País Vasco y Galicia, lo habían tenido que aceptar como parte de una renuncia previa y de mayor envergadura, y es a saber: la renuncia al del derecho de autodeterminación de todos los pueblos de las Españas, del conjunto de lo que el torpe nacionalismo español reaccionario llama ahora "el pueblo soberano de España".

Véase así: ¿por qué ha sido tan difícil de aceptar hasta ahora por las fuerzas del arco constituyente de la Segunda Restauración –entre ellas, CiU— la posibilidad del ejercicio del derecho de autodeterminación? Hagamos retrospectiva, y figurémonos: si, por ejemplo, entre 1978 y 1980 se hubiera realizado un referéndum de autodeterminación en el País Vasco, con todas las garantías democráticas –observadores y mediadores internacionales incluidos—, el resultado más probable habría sido el fin del problema terrorista que ha martirizado vesánicamente a vascos y españoles durante décadas, y con toda seguridad, una decisión popular netamente anti-secesionista. ¿Por qué no fue posible? Porque el derecho al ejercicio de la autodeterminación de la población de cualquier territorio del Reino es estrictamente anticonstitucional. ¿Y por qué lo es? ¿Por qué el comunista Solé Tura, el socialista Peces Barba y el nacionalista conservador catalán Miquel Roca –y no sólo el franquista Fraga—, ponentes constitucionales, pusieron tanto empeño en que lo fuera ? Porque el ejercicio del derecho de autodeterminación de cualquier territorio de las Españas es incompatible con una Monarquía impuesta –era una oferta que no se podía rechazar— sin referéndum previo al conjunto de ese "pueblo español soberano único" con que ahora se llenan la boca los reaccionarios del PP (y los del ala de extrema derecha babosamente monárquica "socialista"); porque la celebración legal de un referéndum de autodeterminación en Cataluña, o en el País Vasco (o en cualquier otro territorio), su sola celebración, fuere cual fuere el resultado, pondría de nuevo inmediatamente en la agenda política española el problema de la forma monárquica de Estado, y de manera particularmente tormentosa ahora, en el peor momento de esta institución, con una familia real totalmente desacreditada, salpicada como está por todas las cochinadas habituales del capitalismo oligopólico español de la burbuja y los amiguetes y rentistas políticamente corruptos.

El fulgurante crecimiento en unos pocos meses del soberanismo y el independentismo en el otrora 'oasis catalán' no puede entenderse sin entender estas dos cosas interrelacionadas: la crisis de la Monarquía de 1978 y la crisis del nacionalismo españolista tradicional, crisis asombrosamente aceleradas por la desintegración a cámara lenta de una Eurozona neciamente diseñada y la pésima gestión del problema por los incompetentes burócratas de la Troika. El independentismo catalán –y muy señaladamente, el independentismo parvenu de CiU— parasita de ambas crisis.

¿Con qué rostro y con qué crédito pueden PP y PSOE oponerse al "derecho a decidir" de Mas y hablar de que es el "pueblo español" en su conjunto el que tiene "derecho a decidir", dos partidos que en sus respectivos gobiernos han incumplido flagrantemente sus programas electorales y han rendido abiertamente y sin recato a imposiciones extranjeras los intereses más elementales del "pueblo español soberano" y de la pretendidamente sacrosanta "nación española"? ¿Con qué rostro y con qué crédito pueden negarse ahora a un referéndum de autodeterminación apelando a una Constitución monárquica inviolable que, sin embargo, no tardaron ni una semana en deshonrar ellos mismos en agosto de 2011 con la reforma express"sugerida" por el BCE y la señora Merkel, reforma que trae consigo un auténtico blindaje de las políticas fiscales pro-cíclicas económicamente suicidas, y a mayor abundamiento, excluyendo del pacto que la alumbró, ¡ay!, a fuerzas políticas básicas del original arco constituyente monárquico de 1978, como IU-ICV y CiU.

Es posible que Artur Mas acertara en el diagnóstico que parece andar por detrás de su audacia: estamos en el comienzo del fin de la Segunda Restauración borbónica; "ahora o nunca" era el mantra repetido una y otra vez en privado por los altos cargos de Convergència a quien les quisiera escuchar. Pero lo que llevó a Mas ayer, 25 de noviembre de 2012, a la muerte política súbita fue la parcialidad del diagnóstico, así como el pésimo pronóstico que le ofrecieron en bandeja sus turiferarios mediáticos y sus incompetentes economistas de cámara: Cataluña no puede plantearse ser un "Estado europeo" propio –ni siquiera el ejercicio libre del derecho de autodeterminación como pueblo europeo— ignorando la realidad de una Unión Europea actualmente dominada por fuerzas políticas, tecnocráticas y burocráticas que, obscenamente hostiles a la democracia y a la soberanía de todos los pueblos de Europa, empujan al viejo continente al abismo de las políticas pro-cíclicas de austeridad y desmantelamiento del estado Social y Democrático de Derecho –la más duradera conquista del antifascismo europeo—, y con ellas, al suicidio económico y a la irrelevancia política internacional.

Dígase así: la crisis del régimen constitucional monárquico español y la crisis de la Eurozona son dos caras de la misma moneda. Esa es la cruda realidad. Y hay que decir, con más tristeza que acrimonia, que no se ven muchas fuerzas políticas nominalmente de izquierda en Cataluña que hayan comenzado a comprenderla. El PSC, que ha sufrido un nuevo descalabro (ha perdido más porcentaje de votos y de escaños que CiU, ¡y partiendo ya de lo que era hasta ahora su peor resultado electoral!) ni siquiera ha comprendido que estamos en un fin de trayecto de la Segunda Restauración borbónica, por no hablar de su incomprensión de los problemas de la Eurozona. ERC, que ha más que doblado sus resultados en relación con 2010, es una fuerza política ahora mismo dominada por dirigentes más nacionalistas à la Hortalà que de izquierda à la Carod en algún sentido socialmente interesante. La refrescante y en muchos sentidos ilusionante irrupción de la CUP en el Parlament, no puede hacer olvidar su incipiencia programática en puntos decisivos ("No a la UE", "Països Catalans", etc.), y su escasa incidencia en las zonas obreras tradicionales del primer cinturón industrial de Barcelona.

La única fuerza que parece por ahora haber comenzado a comprender cabalmente esas amargas y perentorias verdades del momento es ICV-EUiA. El mitin final de campaña de Herrera y Nuet con Tsipras, el principal dirigente de la izquierda radical griega Syriza, contribuyó seguramente lo suyo al notable crecimiento de la coalición, dando una necesaria dimensión europea a su proyecto político, presentándola ante el electorado como la única fuerza política catalana no parroquiana. Se ha convertido ya por méritos propios en la principal referencia político-parlamentaria de los sindicatos obreros. Y si se observan con atención sus resultados electorales en el cinturón industrial de Barcelona, se ve que ha empezado a recuperar en serio el voto obrero que se fue hace décadas hacia el PSC. Esa recuperación por parte de ICV-EUiA del voto obrero perdido por el PSC ha impedido verosímilmente también su fuga masiva hacia el españolismo de derecha y de centro-derecha del PP y de un espectacularmente emergente Ciutadans, que ha triplicado sus resultados.

No siempre es verdad el viejo proverbio latino, según el cual fortuna adiuvat fortes, la fortuna ayuda al audaz. Para que ayude la fortuna, la audacia tiene que disponer al menos de un buen diagnóstico: por eso ayudó a Siriza y hundió a Mas. Esperemos que la Syriza catalana tenga audacia; de momento, lo que se puede decir es que su más verosímil embrión dispone de un diagnóstico decente. [2]

NOTAS [1] El Noi del Sucre, era el secretario regional de la CNT. En un célebre discurso en Madrid, en 1919, dejó dichas estas palabras: "Una Cataluña liberada del Estado español os aseguro, amigos madrileños, que sería una Cataluña amiga de todos los pueblos de la Península Hispánica y sospecho que los que ahora pretenden presentarse como los líderes del catalanismo, temen un entendimiento fraternal y duradero con las otras nacionalidades peninsulares." [2] En la valoración que al día siguiente de las elecciones ha hecho ICV-EUiA, se destaca la necesaria unidad con las CUP porque se trataría de una organización que defiende una política de izquierdas, no igual, pero muy similar a la de ICV-EUiA. Por otro lado, se puede observar que, a causa la actual ley electoral, la relación votos-diputados es muy desproporcionada. Los partidos que menos votos han tenido que conseguir por diputado son CiU (22.000) y ERC (23.000), y el que más, casi el doble, precisamente las CUP (42.000). ICV-EUiA ronda los 32.000.

Antoni Domènech es el editor de SinPermiso. Gustavo Buster y Daniel Raventós son miembros del Comité de Redacción de SinPermiso.

martes, 27 de noviembre de 2012

ELECCIONES EN CATALUNYA


ELECCIONES EN CATALUNYA



Palao de la Generalitat Barcelona





elecciones en Catalunya
El resultado de la elecciones de ayer en Catalunya ha puesto de manifiesto fundamentalmente dos cosas: el rechazo a la política neoliberal de recortes impuesta por CiU de manera tan drástica en los dos últimos años y la ampliación de la expresión electoral y política del sentimiento de identidad. Éste sentimiento ha crecido y, con matices diferentes, está presente en otras opciones políticas, fundamentalmente de izquierda y distintas a la que pretendía encabezarlo en exclusiva, como pedía, a partir de una amplia mayoría.
Esto pone de manifiesto, por una parte, que en un colectivo la exigencia de una mayor justicia social es compatible con la exigencia de mayor respeto a su identidad cultural y a sus aspiraciones de mayor autogobierno.
Y por otra que lo que está ocurriendo en Catalunya es el resultado de un sentimiento transversal, no atribuible a ninguna formación política o social en solitario. Quienes durante tanto tiempo han alimentado el fuego de la confrontación deben tener presente esto porque sus agresiones no se dirigen sólo a una persona o a una formación sino que será la mayoría de la sociedad la que se sentirá ofendida.
Finalmente, excepto las dos formaciones con presencia en el estado, PP y PSC, y Ciutadans, el resto –aquí sí que en una muy amplia mayoría- están por el derecho a la consulta como un elemental derecho democrático.
Jaume Botey,
26 de noviembre del 2012





lunes, 19 de noviembre de 2012

MANIFIESTO CPS 2012

 
PB170261

MANIFIESTO CPS 2012
Denuncia profética ante la crisis actual: «Hay muchas maneras de matar»
El colectivo de CRISTIANOS/AS POR EL SOCIALISMO, siempre atento al sufrimiento de los pobres, los necesitados y los más débiles, alza la voz denunciando el panorama de muerte que actualmente estamos sufriendo. Queremos dejar constancia de las consecuencias tremendas que se deducen de esta crisis. Es la crisis del sistema capitalista en su fase neoliberal.
1.- Una crisis global que roba el futuro a la humanidad
El capitalismo ha pervertido la economía, tiene su propia lógica: aparta la economía del bien común de la sociedad. La crisis actual es una crisis multidimensional y sistémica. La crisis económica se está produciendo en el seno de otras dos crisis más graves:  por un lado, aquella que hunde a una porción significativa de la humanidad de todas las partes del mundo en la miseria, la destrucción y el hambre, especialmente en países cada vez más excluidos del poder económico, científico y tecnológico. Por otra parte, el sistema de producción y consumo ilimitado no es sostenible en una Tierra pequeña y de recursos limitados: la degradación creciente del equilibrio ecológico nos está conduciendo hacia un futuro cada vez más incierto de la biosfera y del destino del ser humano. Por eso, la actual crisis no es sólo una crisis económico-financiera. Es una crisis de la civilización industrial capitalista que ponen en riesgo a toda la humanidad. El sistema conduce a una minoría de poderosos, solo un 1% a un bienestar insensato y deshumanizador al tiempo destruye la vida de inmensas mayorías, el 99 %, de seres humanos indefensos. El sistema hace imposible el consenso de los pueblos y las culturas para poner en el centro la razón del bien común de la comunidad humana en una Tierra que sea la casa de todos.
2.- Una injusticia clamorosa: rescatan bancos a costa de abandonar a amplios sectores de la sociedad
En España hay 5.778.000 de parados. 400.000 desahucios desde 2007 (517 diarios durante el año 2012); el drama de 1.800.000 familias sin ingresos de ningún tipo; asimismo, los trabajadores y trabajadoras asisten a la disminución del poder adquisitivo de sus salarios en un 20 %. Una deuda privada de empresas y banca que quieren que se haga pública para que la paguemos todos los ciudadanos. Los ingentes recortes actuales son recortes criminales porque resultan mortíferos para las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Hay muchas maneras de matar: se puede matar con misiles, con pistolas, con radiactividad, pero también se mata con reales decretos de ajustes financieros. Se pide austeridad, pero esta sólo se traduce en abandono a las clases populares, a los trabajadores y trabajadoras, a la población inmigrante y en una sobrecarga de tareas domésticas y de cuidados que recaen en exclusiva a las mujeres. Al tiempo que ocurre lo anterior, se aprueban programas que rescatan al sector financiero y a los bancos. O sea, castigan a las víctimas de la crisis y distribuyen premios a los causantes de ella.
Las clases dominantes están utilizando la crisis como una monumental coartada para imponer su “nuevo orden” en una guerra sin cuartel para lo que pretenden aniquilarnos como clase y como pueblo. Se aumentará el paro con la reforma laboral, se sacrificará el trabajo y la producción de los campesinos y campesinas, mientras que el capital se moverá a sus anchas. Existe una conciencia creciente de que nos llevan a la destrucción, que todos los sacrificios son pocos en el altar del capital.  
3.- Silencio de la jerarquía católica en el Estado español
La jerarquía apenas ha dicho nada ante esta situación desastrosa para la mayoría de la clase trabajadora y de los pobres. Seguramente porque sigue formando parte de las estructuras de este capitalismo financiarizado y especulativo, del entramado político, económico, jurídico y social del mundo de los ricos. Así es imposible que pueda pronunciar una palabra de aliento y esperanza para los empobrecidos. Ha olvidado completamente la sentencia de Jesús que dice que “no se puede servir a dos señores, no podéis servir a Dios y al capital”.
4.- La respuesta tiene que darse con otra lógica y otros valores distintos a los del sistema capitalista
Jesús denunció los abusos y tropelías con radicalidad porque no formaba parte de las estructuras políticas ni religiosas del sistema opresor de su época. El centro de la experiencia profética de Jesús no lo ocupa propiamente Dios, sino «el reino de Dios y su justicia». Jesús no separa nunca a Dios de su proyecto de transformar el mundo para humanizar la historia. A nosotros se nos pide atrevernos a pensar y actuar fuera del sistema para entrar en la lógica y la dinámica del reino de Dios combatiendo la lógica sacrificial del capital.



Madrid, 17 y 18 de noviembre de 2012












domingo, 18 de noviembre de 2012

CRÓNICA DE LAS JORNADAS 2012

  PB170259 (2)     CPS, UNA VOZ PROFÉTICA EN UN MUNDO QUE PERDIÓ LA UTOPÍA Durante los días 17 y 18 de noviembre de 2012 se han desarrollado las Jornadas Anuales que este año han tenido su sede en Madrid En este momento de crisis y confusión, se ha buscado el sentido de la profecía como fuerza orientadora y apoyo de una militancia cristiana y en busca del socialismo entendido como igualdad frente a la brecha social y al continuo abuso económico. La línea principal de pensamiento se basó en la disidencia, en la herejía, en la desobediencia civil como elementos capaces de hacer avanzar la Historia. En las ponencias que se expusieron y que pueden consultarse en la Página web de CPS, se repasó la Historia de la disidencia , principalmente en el cristianismo y en la Iglesia entendida esta en el más amplio sentido de su acepción, la condición del hereje, su contexto social y cultural, los juicios y condenas, los caracteres humanos que encarnaron la disidencia a lo largo del tiempo, desde la aparición de las Comunidades Cristianas primitivas, pasando por la siempre conflictiva Edad Media hasta el tiempo que nos ha tocado vivir. La dificultad de la lucha, el disidente, el hereje, el profeta, rara vez ve cumplido su sueño, su ideal. En general la Profecía muchas veces estuvo vinculada con la disidencia y el profeta fue condenado y rodeado de fracaso, Jesús de Nazaret puede ser el ejemplo más patente y revelador. En este tiempo en el que la Utopía parece exhausta, y el injusto triunfa, es preciso encontrar caminos de resistencia y de esperanza aunque sea esa búsqueda una tarea difícil y en muchos casos incomprendida. Se aportaron testimonios de lucha, de crítica y de actitudes ciudadanas de desobediencia a lo establecido, centrándose las informaciones aportadas a los casos del 15M en España y las tareas de apoyo y lucha para ayudar a los más desfavorecidos, desarrolladas en Centroamérica. Para enmarcar los conceptos analizados y obtener conclusiones, se expuso una Ponencia sobre la Desobediencia Civil entendida como camino casi único para poner freno a la cadena de atropello e inhumanidad que el llamado sistema impone a las grandes mayorías sociales, observándose la compatibilidad de un cristianismo profundamente vivido con estos comportamientos solidarios y valientes. Los coloquios mantenidos entre los participantes en las Jornadas y los ponentes invitados revelaron la inquietud de los cristianos y cristianas por encontrar salidas dignas y humanistas sin olvidar nunca la DIMENSIÓN ESPIRUTUAL, TRASCENDENTE que el ser del cristianismo lleva siempre consigo. En la ASAMBLEA ANUAL DE CPS así como en la EUCARISTÍA DE CLAUSURA, se perfilaron aún más las líneas de la Jornada y sentaron las bases de trabajo y reflexión para el año que cada celebración abre. Este encuentro, una vez más y junto a sus contenidos, fue ocasión de renovar y reforzar los vínculos de amistad y buen entendimiento existentes entre todos los asistentes venidos de distintas partes de este país José Ramón Montes González Madrid noviembre de 2012



















jueves, 8 de noviembre de 2012

SOBRE EL CATALANISMO POPULAR

 

El catalanismo popular y el derecho a decidir en la lucha por la emancipación nacional

 

Joan Josep Nuet Pujals , diputado

 

04/11/12

 

La Nación es fruto de la voluntad colectiva de los ciudadanos y ciudadanas que la conforman. El elemento central que sujeta a la Nación para una visión progresista son los ciudadanos, es una comunidad de ciudadanos vertebrados como formación socioeconómica específica, un colectivo estable de ciudadanos que tiene una identidad, y que aparece al mismo tiempo que aparecen las clases en lucha en el periodo moderno.  A lo largo de la historia de Catalunya, debido a la existencia de clases, se han desarrollado diversos catalanismos, conservadores y progresistas, de derechas y de izquierdas, una importante tradición del movimiento obrero catalán pertenece al catalanismo de izquierdas y popular.  Nos sentimos parte del catalanismo popular, que expresa una dinámica y una voluntad de construcción nacional basada en una caracterización que pasa por desarrollar la democracia política, económica, social y cultural articulando a la sociedad civil alternativa.
En nuestra opinión, los derechos nacionales no sólo son los derechos que tienen que ver con las relaciones entre las naciones sino aquellos que se desprenden de los derechos sociales y cívicos, sean individuales o colectivos.

Los comunistas debemos entroncar el proyecto estratégico del Frente de Izquierdas con el catalanismo popular y no dejar de ningún modo a la burguesía que hegemonice este hecho con su perspectiva conservadora de nacionalismo identitario, etnicista o territorialista.

Precisamente si en Catalunya el fet nacional fue capaz de resistir el período de la Dictadura Franquista fue debido a que la clase trabajadora supo asumir, al lado y en estrecha comunión, la lucha social y democrática contra el fascismo, la lucha por los derechos nacionales de nuestro pueblo.  En este momento de intento de división de los trabajadores, sigue teniendo una importancia capital la frase del PSUC "es catalán quien vive y trabaja en Catalunya" como elemento de unidad de la clase trabajadora y donde la creación de CCOO como "sindicato de clase y nacional" fue un hito determinante.  Si planteamos y defendemos la hegemonía de la clase trabajadora, ésta no se podrá conseguir sin la incorporación plena del catalanismo popular para desarrollar un proyecto atractivo para el conjunto del pueblo de Catalunya, proyecto que de forma medular para nosotros es ocupado por las preocupaciones sociales y económicas.

La clase trabajadora se unifica y fortalece como clase al mismo tiempo que desarrolla la construcción nacional bajo un paraguas popular, democrático y participativo. Esta construcción puede dar a la nación una caracterización antiimperialista, no centralista, solidaria e internacionalista y con plena capacidad de relación entre iguales con otros pueblos de España, de Europa y del mundo.

Nuestra visión de participación, o no, en un Estado propio o compartido está en función de la voluntad y los intereses de esta mayoría ciudadana que podemos expresar como pueblo en que en el centro participa la clase trabajadora, que debe expresar a medio y largo plazo un proyecto emancipatorio que va mucho más allá de los estados (ya sean el francés, el español o el catalán).

Si nosotros queremos desarrollar el autogobierno de la nación catalana es por dos motivos: el primero, porque tenemos el derecho democrático de hacerlo, aunque podríamos decidir no hacerlo y, el segundo, porque objetivamente la clase trabajadora y con ella el pueblo de Catalunya han caracterizado la opresión histórica que ha desarrollado la oligarquía terrateniente y centralista española, que ha ido convirtiéndose hoy en una oligarquía financiera aliada con expresiones del tardo y neo-franquismo, que tienen un proyecto conservador y centralista que ha hecho y hace aún muchos pactos históricos con parte de la burguesía catalana.
Por tanto, el desarrollo de marcos de autogobierno es una forma de afrontar la lucha de clases en España, ya que nosotros defendemos este autogobierno bajo unos parámetros de profundización de la democracia política y social y objetivamente la lucha de los pueblos de España que aspiran a más autogobierno es aliada de las luchas sociales y económicas de la clase trabajadora española y del conjunto de los pueblos de España.

España debe comportarse como un Estado de naciones y regiones, como un Estado Federal, laico y republicano, plurinacional, pluricultural, y plurilingüe.

Una segunda transición es necesaria, y si las fuerzas de la oligarquía financiera tardo y post franquista lo impiden con una lectura restringida de la Constitución de 1978, significa que queda roto el pacto constitucional y se abre a medio y largo plazo una nueva reflexión constituyente.

Para esta reflexión y otras que afectan al funcionamiento democrático, hay que agrupar el máximo de formas democráticas para aislar a los grupos antidemocráticos que operan desde diferentes ámbitos del poder, grupos que en esferas económicas, sociales, democráticas y culturales apuestan por una verdadera involución que nos lleve a escenarios en estos ámbitos anteriores a 1978. Las soluciones neoliberales para salir de la crisis no son en absoluto una excepción y entran en los mismos conceptos de recortes.  

La sentencia del Tribunal Constitucional y la manifestación de julio del 2010, un punto de inflexión

La sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto de Catalunya fue eminentemente política, ya que la Constitución del 78 tiene margen para admitir el texto sin recortarlo en lo más mínimo. Esta posición ideológica que presenta la ha buscado el PP para saltarse la mayoría en el Congreso, el Senado, el Parlament de Catalunya y también el referéndum del pueblo de Catalunya. Es una posición centralista, conservadora y profundamente antidemocrática.

El TC no tiene legitimidad democrática ya que se han saltado todos los requisitos para su renovación, pero sobre todo porque su composición obedece a una tendencia viciada por el bipartidismo, que se reparte entre PP y PSOE el nombramiento de los magistrados, y por una realidad en la que sólo los poderes centrales del Estado están representados, no los poderes locales ni los autonómicos. Esta sentencia se inscribe en una ola conservadora y antidemocrática en medio de la lucha por la salida de la crisis del capitalismo financiero, en que se quiere ajustar el estado del bienestar, el modelo de Estado y la representatividad de la izquierda alternativa y el sindicalismo de clase.

El Congreso y el Senado cerraron también en 2010 la modificación de la Ley Electoral, el reforzamiento de los mecanismos represivos de la libertad política de la Ley de Partidos (proceso de paz en Euskadi) y mantuvieron el Pacto por la Justicia de PP y PSOE, que es lo que ha conformado la composición de reparto del Tribunal Constitucional, del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo (autor de los casos Garzón, Gürtel y Memoria Histórica).

En España hay un pacto entre la facción de estado de la oligarquía financiera (causante y gestora de la salida a la crisis por la derecha) y los grupos del tardo o post franquismo, que se articulan y coordinan (en algunos momentos son lo mismo) para desarrollar su ofensiva antidemocrática, imponiendo las políticas antisociales neoliberales y las visiones centralistas y autoritarias.

Hay que fortalecer y hacer crecer el espacio federalista en el conjunto del Estado, ya que es un punto de encuentro de los sectores progresistas que necesitamos sumar para detener a la derecha y reforzar una salida social, federal y democrática por la izquierda. En Catalunya se hace necesaria la articulación de un Nuevo Espacio Catalán de la Izquierda Transformadora y Ecologista donde participen sectores federalistas e independentistas bajo la propuesta de coordinarse para enfrentar las políticas neoliberales, profundizar la democracia y conseguir de facto ejercer el derecho a decidir sobre la vinculación con el estado español y Europa. Ese espacio debe obedecer al calendario político marcado por la movilización social. La movilización por las libertades nacionales y sociales, las manifestaciones y la nueva huelga general son una oportunidad para oponerse y luchar, contra los recortes sociales y contra los recortes nacionales.

El 11 de septiembre de 2012, una manifestación que abre un nuevo ciclo

La Manifestación de Barcelona del 11 de Septiembre evidencia dos estados de ánimo de la población catalana, por una parte la voluntad de encontrar soluciones a la crisis y la preocupación por la pérdida de calidad de vida y, en segundo lugar, un arraigado sentimiento democrático donde se quiere decidir libremente el futuro del país respecto a su encaje o no dentro de España. Las políticas centralistas del PP y PSOE dificultan enormemente la visualización de que la vía federalista tiene verdadera capacidad de transformar la forma de articular el estado y romper los topes constitucionales.
En este contexto y como en otras ocasiones, CiU está utilizando el hecho nacional y las aspiraciones a un mayor autogobierno presentes en la sociedad catalana como una maniobra de distracción: así oculta el fracaso de sus políticas sociales y económicas, que no están sacando a Catalunya de la crisis y, por otro lado, deja en segundo plano las coincidencias políticas de fondo con el PP, con quien comparte una visión antisocial de la salida de la crisis, en base a recortes de derechos y reformas que favorecen sólo a las clases dominantes.

CiU ideológicamente está de acuerdo con las políticas de austeridad, las ha votado en Europa y en el Estado fue pionera en su aplicación, de forma paralela al Gobierno Zapatero y de forma ahora coordinada al Gobierno Rajoy y aprobadas con apoyos políticos entre PP y CiU en Madrid y Catalunya. Este punto demuestra los pies de barro de las propuestas de Pacto Fiscal de Mas.

El Déficit Fiscal, si no se modifican las políticas de austeridad, es sólo una parte del problema y de ninguna manera el Pacto Fiscal la totalidad de la solución

Las soluciones pasan por negar las políticas de austeridad impuestas por la Troika, apostar por un cambio de Modelo Productivo y el desarrollo de una Reforma Fiscal Progresiva y un plan contra el Fraude Fiscal. Poner el impulso a los ingresos y desarrollar planes de crecimiento sostenible y social y de empleo. Al mismo tiempo hay que desarrollar una verdadera propuesta de Federalismo Fiscal que articule una forma más justa y racional de organización fiscal en un estado plurinacional.

Si el 10 de Julio de 2010 marcó un hito, el 11 de Septiembre de 2012 abre un nuevo período de decisiones democráticas, que tienen que ver con un modelo de cohesión social de país que está siendo desmantelado desde la Moncloa y desde el Palau de la Generalitat. Y tiene que ver también con decisiones vinculadas a la relación entre Catalunya y el Estado: ya no queda tiempo para seguir apostando por un modelo autonómico superado en el que Catalunya no encaja. Hay que desplegar un federalismo plurinacional, donde el derecho a decidir esté reconocido, como única oportunidad de un encaje común, donde el Estado español tiene el reto de entender y atender el sentimiento nacional de los pueblos que lo conforman.

Una propuesta de federalismo de libre adhesión tiene todavía oportunidades de convertirse en un punto de encuentro que ayude a articular una convivencia entre pueblos ya no sólo al Estado si no incluso también en Europa.


Joan Josep Nuet i Pujals es coodinador general de EuiA y diputado de la Izquierda Plural. Ponencia presentada en el seminario organizado por la Fundación Socialismo sin Fronteras el 29 y 30 de septiembre en Baztán sobre “Cambio Social y Libertad Nacional”.

lunes, 5 de noviembre de 2012

LLANOS DEL CAUDILLO. “De película”

 

Los “colonos del caudillo”

Rafael Poch · · · · ·

04/11/12

Con "Los Llanos del Caudillo" una pareja hispano-alemana de cineastas pone el dedo en la llaga nacional, en vísperas de la tormenta perfecta

Con su documental “Los Colonos del Caudillo”, mostrado en pre-estreno en Berlín, los cineastas Lucía Palacios y Dietmar Post han ofrecido este domingo un espejo a la sociedad española. Precisamente cuando ésta se adentra en lo que parece va a ser la tormenta perfecta de la eurocrisis, con una triple discusión nacional ya en marcha, sobre el recorte y la estafa social, sobre los nacionalismos y su convivencia en el reino, y sobre su dramática historia.

Pocas veces llega una película tan a propósito de los tiempos. Quizá por eso este documental de referencia ha sido, de momento, excluido de todos los festivales cinematográficos españoles en los que se ha presentado. En Alemania, al contrario, el evento llenó por completo el cine Babylon de Berlín con un público predominantemente joven y español, con el patrocinio de la Friedrich Ebert Stiftung, la institución cultural socialdemócrata, la presencia de Felipe González y un montón de apoyos y complicidades solidarias.

Entre ellas la de Daniel Richter, el principal pintor alemán vivo, que donó una serie de cuatro serigrafías para financiar la obra. Otras de menor renombre pero seguramente de mayor importancia, son las de la gente que ha participado en la campaña de micro mecenazgo de esta obra, que no cuenta con subvenciones de televisiones y agencias, lo que ha complicado sobremanera la vida de sus autores –el documental ha tenido que realizarse a lo largo de diez años- pero que les ha dado algo tan difícil como es una plena independencia y libertad de creación.

Cuarentones, casados y con tres hijas, ella natural de la Mancha, él alemán, con escuela en Estados Unidos, donde integraron cierto voluntarismo práctico y perseverancia hacia la obra en la que crees, los autores de “Los Colonos del Caudillo” no son precisamente unos principiantes del documental. Con el actual, son cuatro los que tienen en su haber. Uno de ellos recibió en 2008 el principal premio alemán del ramo, el Adolf Grimme, por una investigación sobre el estrambótico grupo musical estadounidense “Monks” unos sorprendentes “anti Beatles” asilvestrados que adelantaron en los años sesenta de la República Federal algunos de los ruidos que hoy nos suenan, logrando con ello un glorioso anonimato.

Con “Los Colonos del Caudillo” los autores lanzan una “doble mirada” a unos de los 300 pueblos nuevos creados por el régimen en los años cincuenta y sesenta, fundamentalmente en Castilla y Extremadura, para abonar la hoja de parra de su dimensión “social” falangista. El resultado una especie de Koljoz manchego del que la mayoría de los beneficiados huyeron en cuanto la emigración, bien a la España desarrollada, bien a Europa, abrió la perspectiva de una vida más libre y desahogada. Cincuenta mil familias participaron en aquellas obras sociales dirigidas por el Instituto Nacional de Colonización inspirado en la Italia de Mussolini, con el objetivo de potenciar, “al hombre antiurbano y antiobrero, apegado a la tierra, temeroso de Dios y devoto al régimen, del cual es deudor de todo: casa, tierra y trabajo, todo bajo control del partido”.

El documental narra, sin música ni efectos, la historia de Llanos del Caudillo (Ciudad Real). Su mirada es doble, porque Palacios nació en un pueblo de los alrededores y lidia con lo familiar y conocido, mientras que Post aporta la estupefacción y el asombro del foráneo ante el crudo universo ibérico. Hay una sucesión de entrevistas a los vecinos del pueblo, sus autoridades (alcaldes, curas y maestros), así como las suficientes excursiones al contexto, de la mano, entre otros de Felipe González y del ministro falangista José Utrera Molina, como para que el espectador, independientemente de su nacionalidad y nivel de información se pregunte: ¿Qué es España hoy?, ¿Cómo es posible que haya tantas contradicciones? Es decir la pregunta con la que está incubando la actual tormenta perfecta de incierto resultado y que, por lo visto, va a poner a prueba nuestra calidad como sociedad.

Solo en La Mancha quedan 800 calles dedicadas a José Antonio Primo de Rivera y 500 a Franco. Los Llanos del Caudillo, uno de la docena de pueblos celtíberos que aún lleva el nombre del Insigne, no quiere cambiar su nombre. El alcalde, Santiago Sánchez, ya lo intentó en un referéndum de 2003, y perdió. Una de las escenas más deprimentes del documental es cuando se le pregunta a una clase de niños del pueblo sobre la conveniencia o no de cambiar el nombre: 12 de los 13 niños son partidarios de mantener al caudillo.

Poco importa que una mano guerrillera transforme el rótulo de entrada al pueblo, tachando la elle y la ese de “llanos” y convirtiendo su nombre en un anarco “Ano del Caudillo” porque estamos ante algo más que una broma: el drama miserable de un país que no ha hablado de su historia, que tiene en sus cunetas 115.000 desaparecidos, cien veces más que los del Chile de Pinochet y trece veces más que los 9000 de la pesadilla militar argentina. Un país que creía haber hecho una “modélica transición” y que hoy, sometidos aquellos narcisismos a las actuales terapias de choque, se asombra al verse tan fea ante el espejo de su triple crisis, con su flamante democracia evidenciada como corrupto y tradicional neocaciquismo ibérico, su juez Garzón inhabilitado, y sus nacionalismos coqueteando con la ruptura.

“Esta película refleja muy bien la realidad de la España actual”, dice Carlos Castrana, fiscal del Tribunal Supremo. “Va a sorprender a mucha gente en España”, augura Felipe González. A falta de festivales de cinematografía, será en una España itinerante, con una campaña de cine ambulante por pueblos, instituciones vecinales, escuelas y asociaciones, explican sus autores. Todo muy de acuerdo con los tiempos y las circunstancias de una eventual regeneración hispana. Con “Los Llanos del Caudillo” Post y Palacios han puesto el dedo en la llaga nacional.

Rafael Poch, amigo y colaborador de SinPermiso, es el corresponsal en Berlín del diario barcelonés La Vanguardia.