viernes, 23 de mayo de 2014

El ‘austericidio’ de la Troika fomenta un neofascismo maquillado en Europa

 

                         

                          CARLOS ENRIQUE BAYO

  “Vamos a asegurarnos de que dentro de 50 años, un italiano, un francés, un inglés, un irlandés o un alemán aún pueda ser reconocido como europeo, y no confundido con un ghanés o un chino”, proclamó hace pocos días Udo Voigt, cabeza de lista del Partido Nacional Demócrata (NPD) de Alemania, la primera formación política neonazi de ese país que puede obtener representación parlamentaria 75 años después del estallido de la II Guerra Mundial.

Pese a que los servicios secretos germanos clasifican al NPD como “racista, antisemita y revisionista” (defensor del Tercer Reich), un cambio en la ley electoral alemana que suprime el umbral mínimo del 3% de los votos para obtener algún escaño parece ahora garantizar que Voigt será eurodiputado gracias a los eslóganes “Dinero para los ancianos, no para los gitanos” y “El barco está lleno”. Y a una demagogia barata que instiga el odio racial más primario: “Europa es el continente de la gente blanca y así debe seguir”, predica este nuevo führer católico de 62 años.

Él asegura ser “demócrata” y niega contra toda evidencia que su ideología sea racista, pero la realidad es que los dirigentes del NPD no sólo han copiado numerosas ideas del nacional-socialismo, sino que “en su programa de deportar de Alemania a unos 12 millones de personas que no consideran racialmente puras, son incluso más extremistas de lo que era el partido NSDAP de Hitler en su congreso fundacional de 1920”, explicaba recientemente a Reuters el politólogo Hajo Funke. “Porque los nazis en un principio sólo hablaban de expulsar a los judíos, mientras que ahora sus herederos pretenden expulsar a turcos, musulmanes e inmigrantes en general”, acabar con el libre tránsito de personas en la zona Schengen y abolir la libertad de contratación de trabajadores de otros países. En definitiva, acabar con la UE, como arenga Voigt:

“Voy a meter un palo entre las ruedas de los que pretenden crear una sociedad multicultural en Europa e impedir los planes de gastar miles de millones en rescates bancarios, en vez de en los desempleados”.

Un discurso ultrademagógico que suena exactamente igual que la cantinela de la líder del Frente Nacional (FN) francés, Marine Le Pen, que seguramente se alzará con la victoria en Francia, cuando promete: “Voy a formar un grupo parlamentario [en la Eurocámara] porque quiero bloquear cualquier avance de la Unión Europea”.

Por supuesto, ella reniega de alianzas con formaciones tan neonazis como el propio NPD, el Jobbik húngaro, el búlgaro Ataka o el Amanecer Dorado griego. Pero proclama su intención de reunir a los euroescépticos de Francia, Holanda (el PVV de Geert Wilders), Austria (el FPOe que dirigió Jörg Haider), Bélgica (el islamófobo Vlaams Belang), Italia (la xenófoba Liga Norte que fundó Umberto Bossi), Suecia (los populistas de Sverigedemokraterna), Eslovaquia (el ultranacionalista SNS) y Lituania (el Partido del Orden y la Justicia), para obtener las subvenciones y el tiempo de intervención en los plenos reservados a los grupos de al menos 25 diputados de siete países distintos.

Igualmente, el antieuropeísta Nigel Farage –cuyo Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) va camino de alcanzar el primer puesto en ese país– descarta ahora los pactos con Le Pen y Wilders, aduciendo que sus posturas ultra-racistas le perjudicarían en su objetivo prioritario de retirar a su país de la UE. Pero estos últimos dicen abiertamente que cambiará de posición en cuanto vea los beneficios de unir fuerzas en la Eurocámara. La candidata del FN Aymeric Chauprade vaticina que podrán reunir a una docena de partidos y medio centenar de eurodiputados en un grupo de formaciones que han optado por enmascarar su ideología neofascista tras un mensaje de defensa de los intereses ciudadanos y nacionales frente a las imposiciones económicas de la Troika y los desastres de la política de austeridad y recortes.

“Más de la mitad de las leyes en Holanda no parten del Ejecutivo neerlandés, sino del Consejo Europeo, de la Comisión o de la Eurocámara; es decir, de la élite europea”, clama Wilders, que puede acabar siendo el más votado en su país en estas elecciones.

Hasta Amanecer Dorado, con media docena de sus líderes en prisión por sus actividades violentas y su propaganda hitleriana, ha presentado a las europeas candidatos civilizados: abogados, empresarios y académicos que ya no agitan cruces gamadas sino el eslogan: “Por una Europa de las naciones, no de los bancos”. Los neo-nazis de Grecia niegan serlo y piensan aprovecharse de la miseria a la que Bruselas condenó a los griegos: “Nosotros no somos fascistas, sino nacionalistas”, afirma su candidata Georgia Vardoulaki. “La cuestión es que la UE arrancó con el objetivo de ser una familia de naciones y se ha transformado en un bloque de amos y esclavos”.

Por su parte, el líder del antisemita Jobbik húngaro, Gabor Vona, ha aparcado su agresiva retórica racista y aparece en los carteles de campaña acariciando a tres perritos cachorros sobre sus rodillas. Ese profundo maquillaje de la anterior imagen paramilitar de los neofascistas europeos viene acompañado de un fácil mensaje populista con el que la población puede identificarse: los ciudadanos están oprimidos por poderes globales y élites corruptas, frente a los cuales hay que resucitar la soberanía nacionalista. Y casi todos esos partidos fascistas emplean las palabras “Libertad” y “Democracia”, precisamente lo opuesto de lo que impondrían si alcanzasen el poder, en sus nombres oficiales: las tres candidaturas conjuntas ultraderechistas en estas elecciones de 2014 se hacen llamar Movimiento por la Europa de las Libertades y la Democracia, Alianza Europea por la Libertad y Alianza Europea de Movimientos Nacionales.

Está claro que las personalidades narcisistas y egocéntricas de todos esos líderes hará difícil que formen un solo grupo homogéneo en Estrasburgo, pero también es innegable que su meteórico ascenso en la Eurocámara (donde, probablemente, más que duplicarán su número combinado de escaños, hasta superar el centenar) ha sido impulsado por el desastroso austericidio que se ha impuesto a la ciudadanía para compensar el crash financiero global, mientras se rescata a las entidades bancarias y se toleran el fraude y los paraísos fiscales.

Una vez más en la historia de Europa, la tremenda desigualdad socio-económica (con su doble fractura, Norte-Sur y entre el 1% que lo tiene todo y el 99% cada vez más empobrecido) y la tragedia de parados, desahuciados, marginados… está alimentando el monstruo del fascismo.

Como concluía Ignacio Ramonet en el último Le Monde Diplomatique, tras constatar que las clases medias están “en estado de pánico” porque ven cómo se deslizan por “el tobogán que las conduce a reintegrar las clases pobres, de donde pensaban (…) haber salido para siempre”:

“La Unión Europea se dispone a lidiar con la extrema derecha más poderosa que el Viejo Continente haya conocido desde la década de 1930”.

¿Y qué remedio nos recetan desde la Troika? Más austeridad para la gente y más enriquecimiento para la élite. Están jugando con fuego… y lo saben.

FUENTE: PÚBLICO.ES

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lunes, 19 de mayo de 2014

Sami Naïr: "La izquierda y la derecha no son lo mismo, pero en Europa se han comportado igual

 

EUROPA, SOLO UN ESPACIO GEOGRÁFICO

 

Daniel Basteiro

Daniel Basteiro entrevista a Sami Naïr en Huffington Post

 

Sami Naïr (1946, Tlemcen, Argelia) quiere una "gran Europa", pero no esta. El intelectual francés, catedrático de Ciencias Políticas en la universidad Pablo Olavide de Sevilla, cree que es imprescindible expulsar a los mercaderes del templo de las élites en el que se ha convertido la Unión Europea. En su libro El desengaño europeo, Naïr repasa la historia del club comunitario para concluir que fue un error fiarlo todo a la construcción de un gran mercado. Cuando eso falla, según él, la idea "beata" de Europa, el europeísmo de bandera, se viene abajo.

-Ha escrito un libro de desengaño, pero no sólo sobre la gestión de la crisis del euro, sino del proyecto europeo en sí.

El sueño europeo ha sufrido un daño tremendo por dos motivos casi culturales. El primero es el utopismo romántico con el que se planteó la construcción europea. Este utopismo ha fracasado frente a unos resultados totalmente contrarios, que corren el riesgo de destrozar definitivamente el sueño de Europa. La responsabilidad la tienen no los que hacen un balance realista sino los que han prometido mucho para darnos nada.

Por otra parte, la opinión pública ha sido descartada desde el comienzo por las élites políticas con la excusa de que “Europa es algo demasiado complejo como para dejarlo en manos de los ciudadanos”. En nombre de esa visión hemos construido no un interés político europeo que generase adhesión sino un sistema de élites con un enorme déficit democrático. Hay elecciones cada cinco años, pero los ciudadanos no saben muy bien sobre qué están votando. Estoy absolutamente convencido de que si se pregunta hoy a un ciudadano cuál es el diputado de su circunscripción, será incapaz de decir su nombre.

"En las elecciones europeas no se habla de Europa; es natural, porque los partidos no tienen mucho que decir"

-¿No son las elecciones europeas una oportunidad perfecta para corregir ambos defectos?

En las elecciones europeas no se habla de Europa. Es una consecuencia casi natural porque los partidos políticos no tienen mucho que decir. No tienen más programa que el elaborado por la Comisión Europea. Cualquier partido, de cualquier bando, intenta adaptarse a ese programa. El bando conservador utiliza el chantaje de “lo que hay que hacer”, sin alternativa. El progresista, cuando existe, parte de un “no estamos de acuerdo” para hacer propuestas que reenfoquen un poquito ese programa. Pero no hay programa. Es siempre el mismo discurso.

"Si Schulz llega a presidir la Comisión, hará la política de su partido, aliado con Merkel"

-Tras las últimas elecciones europeas, la izquierda española votó a favor de la reelección de José Manuel Durao Barroso, conservador y anfitrión de la Cumbre de las Azores, como presidente de la Comisión. En estas, los socialistas tienen un candidato, que debate con los demás, y un programa. ¿Esta vez será diferente?

No lo creo. Hay que transmitir a la opinión pública que los políticos de ambos bandos tienen una responsabilidad enorme de lo que ha pasado y no han hecho la autocrítica necesaria para proponernos una alternativa a esa política. Imagínese que Martin Schulz, un gran diputado al que respeto, llega a la presidencia de la Comisión. Va a hacer la política de su partido, un partido aliado de Merkel en el Gobierno alemán. No me imagino a Merkel permitiendo que un socialista llegue a la presidencia de la Comisión para poner en marcha una política distinta a la suya. Si Schulz llega ahí, será con las manos esposadas.

-La Eurocámara presume de tener más influencia que nunca, sobre todo desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que le da el poder de codecidir (con los Gobiernos) en multitud de temas. Pero, según su libro, sigue siendo una “caja de resonancia” y una coartada para la tecnocracia.

Es mi convicción. He sido eurodiputado cinco años y nunca, jamás, he sentido tanta impotencia política como en el Parlamento Europeo. Mire la elección del presidente del Parlamento Europeo. Conservadores y progresistas se ponen de acuerdo para repartirse el cargo, dos años y medio cada uno. Las grandes orientaciones son idénticas porque hay un acuerdo entre la derecha y la socialdemocracia para considerar que no hay alternativa a la construcción liberal de Europa. Merced a este acuerdo, hoy asistimos a una destrucción progresiva de la idea de Europa como conjunto de naciones.

-¿Ha vendido la izquierda su alma?

La complicidad ha existido desde los años 70. Piense en las relaciones entre Francia y Alemania. Valery Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt (derecha-izquierda), François Mitterrand y Helmut Kohl (izquierda-derecha), Jacques Chirac y Gerhard Schroeder (derecha-izquierda), Nicolas Sarkozy y Angela Merkel [en este caso, ambos de derechas]. En vez de construir un contraproyecto, la izquierda se ha rendido al de los conservadores intentando matizarlo, suavizarlo o flexibilizarlo para proteger a las capas más débiles. Nunca diré que la izquierda y la derecha son lo mismo a nivel europeo, pero se han comportado igual. Todo pese a que los eurodiputados de izquierdas en el Parlamento Europeo son en muchas ocasiones muy militantes. El resultado objetivo es un proyecto institucional de una Europa-imperio mercantil y no un proyecto de sociedad.

-¿Cuándo sucumbió la izquierda?

" El consenso de las élites ha consistido en que por encima de todo está Europa y por encima de Europa, el mercado"

1986, el Acta Única. Ahí estriba la gran orientación del mercado frente a la construcción de Europa con los Estados. En vez de contar con un piloto político, algo sobre lo que no había acuerdo, se decidió construir un avión para que volara solo: el mercado. Una vez creado, se le dotó de libertad de circulación de mercancías, servicios y capitales, añadiendo como concesión la circulación de personas. Después, para ese mercado se creó una moneda, el euro, votado por la izquierda socialista, pero no los sectores más críticos. El consenso de las élites ha consistido en que por encima de todo está Europa y por encima de Europa, el mercado. Se ha construido una Europa liberal y profundamente antisocial. Las políticas sociales son el pariente pobre del mercado europeo y la izquierda se ha vuelto cada vez más conservadora, sobre todo la inglesa y la alemana. Fíjese: cuando se puso en marcha la moneda única había 15 gobiernos de izquierda en Europa. La derecha era prácticamente minoritaria.

-En su libro asegura que, tras la Dictadura, España no tenía muchas más opciones que integrarse en la UE, entonces la Comunidad Económica Europea, ese proyecto cuya construcción critica.

España nunca ha tenido margen de maniobra. La Transición fue el producto de la cordura de las élites políticas españolas y el apoyo de países europeos, especialmente de Alemania. Sin el apoyo de Alemania, el PSOE nunca hubiera tenido tanta importancia. Después, durante 15 años, España fue el país más financiado por la UE. Cuando uno recibe ese dinero no abre la boca en las negociaciones más que para defender esos fondos. España ha trabajado muy bien en Europa, pero casi como una funcionaria. Y después adoptó el euro sin discusión, algo que implicaba una convergencia económica que España respetó con una deuda y déficit bajos. Todo ello mientras se emborrachaba de sector inmobiliario.

-Y cuando estalló la burbuja, el margen de maniobra español fue cero.

Con la crisis se ha visto cómo funciona el poder europeo y cómo Merkel y Sarkozy comenzaron a tomar todas las decisiones. Según el filibustero George Soros, los países del sur de Europa van a salir de la crisis como países subdesarrollados. Los países del sur no pueden sobrevivir con un euro tan caro.

-Si continúa el euro caro (algo que penaliza las exportaciones), se “desangrará la población y se privatizará, casi por completo, el sistema económico y social. En ese caso entraríamos en un terreno de guerras sociales”, escribe. ¿A qué guerras se refiere?

Las decisiones de 2009 y 2010 han provocado la destrucción de millones de empleos y la exclusión de una parte importante de la juventud. También ha habido manifestaciones masivas en los países del sur de Europa. Todo ello es un peligro para las élites financieras europeas, algo que Merkel y el BCE entendieron el año pasado, cuando suavizaron un poquito sus políticas.

-¿Es Francia diferente?

"Se está cocinando una explosión generalizada en Francia"

En Francia será imposible seguir aplicando esas medidas de austeridad, como ya hemos visto en las últimas elecciones. No aceptará mucho más tiempo que sea la Comisión quien dicte las normas. No lo deseo, pero se está cocinando una explosión generalizada en Francia. No pueden poner estas medidas en marcha en un país en el que no hay un Estado del bienestar, sino un “Estado padre” que no va a desaparecer por mucho que haya que obedecer a Bruselas.

-¿Puede darse esa explosión en España?

España es muy compleja y hay una serie de problemas contradictorios que al final son paralizantes. Hay una disgregación social, acompañada por un paro increíble. También hay una falta de conciencia de lucha motivada por la Transición, que ha funcionado como anestesia de la identidad social mientras las clases populares se iban integrando y mejorando.

Francia es una democracia clásica, casi de libro. España es una democracia moderna, más dinámica, pero con menos arraigo por ser tan joven. Además, hay que sumarle el problema nacionalista, también muy paralizante. Todos los problemas sociales del país se transforman en un problema identitario. Por ejemplo: el Gobierno de Cataluña aplica una política ultraliberal a nivel social, pero la esconde tras la bandera.

-El Gobierno español y la eurozona proclaman una lenta recuperación y salida de la crisis, algo que haría posible relajar las medidas de austeridad.

Eso es demasiado optimista. Los países del sur no pueden sobrevivir con un euro tan caro salvo que estén dispuestos a destruir el tejido social.

-Algo que usted llama “americanización” de la sociedad.

Las privatizaciones, el fin del derecho laboral, grandes bolsas de pobreza… No sé si eso será posible en los países del sur, pero es imposible en Francia. Estallará una revolución social. La recuperación que vemos ahora es meramente coyuntural. El repunte se produce porque hemos llegado muy abajo.

-“A falta de una poderosa movilización de los asalariados, lo peor es posible en Grecia”. ¿A qué se refiere?

"Grecia es el país que hoy en día está más cerca de una dictadura de extrema derecha"

Grecia es el país que hoy en día está más cerca de una dictadura de extrema derecha. El Ejército está a un lado, pero aún no ha dicho su última palabra. Los socialistas están muy divididos y su antiguo líder hizo lo que José Luis Rodríguez Zapatero no había hecho en España: decir “no” y plantearse la posibilidad de someter a referéndum la austeridad. Y cuando ocurrió eso, le enseñaron la puerta. El primer plan de rescate del país fracasó. El segundo, también. Grecia se encamina hacia el autoritarismo.

-¿Por qué es tan peligroso el tratado comercial con EEUU que se negocia en la actualidad?

EEUU sabe que está en una posición de declive hegemónico y ve en China una gran amenaza. En ese tratado se pide que sus empresas tengan la posibilidad de entrar libremente en el mercado europeo con normas norteamericanas. Y hay que recordar que nosotros tenemos el principio de precaución [protección ante los riesgos, aunque el peligro no esté demostrado], por lo que un tratado así inundará el mercado europeo de productos potencialmente peligrosos. La guinda del pastel es un tribunal para resolver conflictos que no sea ni el de los Estados ni el de la UE, sino uno especial donde tendrán influencia las empresas. No es un tratado más. Acabará con lo poco de social que le queda a Europa.

-¿Es posible revertir el rumbo?

Si verdaderamente queremos construir Europa hay que transformar el proyecto en debate público, político e institucional. Hay que prohibir la mezcla de posiciones políticas, porque no es normal. Y abordar el objetivo último de la actual Europa: la privatización de lo público para mercantilizar todas las actividades. De ahí viene la política de austeridad.

-¿Cómo se acaba con el déficit democrático?

"Hay que controlar a la Comisión, al Consejo, al BCE y reorganizar los poderes del Parlamento Europeo"

Faltan partidos políticos con una concepción clara de la situación. En esos partidos hay que generar una idea nueva de la construcción de Europa y replantear la arquitectura institucional. El déficit democrático no se soluciona mandando más diputados a Bruselas. Hay que controlar a la Comisión, al Consejo, al BCE y reorganizar los poderes del Parlamento Europeo.

Basta con participar en una reunión del Parlamento o del Consejo para ver que una Europa beata no existe, hay que verla en función de las razones de fuerza.

-¿A qué se refiere?

A que cada uno quiere defender las posiciones de su país. No creo en el federalismo europeo. Es demasiado pronto y no hay legitimidad. No veo a un francés aceptar a un presidente de la República alemán. Los cementerios están ahí. Hay que construir algo realista y no una utopía romántica que ya nos ha conducido al fracaso.

-El sueño del arquitecto de Europa Jean Monnet ha muerto.

"Europa no es un pueblo sino una determinación geográfica, igual que África"

Y no lo digo yo, lo dicen ellos. Construir Europa a través de un mercado no funciona, porque tiene como límite un espacio comercial. Hay que construir una gran Europa, pero no esta sino una en la que la inteligencia se apodere del debate europeo con una visión crítica. No necesitamos una concepción beata de Europa.

-¿Cómo se ha construido ese dogma europeísta?

Antes, a alguien podían preguntarle: ¿es usted francés? Sí, soy francés. ¿Es usted europeo? Sí, claro, soy europeo. Eso nunca fue un problema. Pero hemos transformado una obviedad en un proyecto de futuro. No necesitábamos sentirnos europeos. Lo somos. No entenderlo así nos lleva a situaciones como la del estallido de la crisis. En Alemania se dijo que en nombre de la solidaridad europea había que ayudar a España. La reacción allí fue calcular cuánto le cuesta un español a cada alemán. Y cuando se diseñó el fondo de rescate para rescatar a Grecia, el Tribunal Constitucional de Alemania vino a decir: “cuidado, porque el pueblo europeo no existe”. Tenía razón. Europa no es un pueblo sino una determinación geográfica. De la misma manera que el pueblo africano no existe, sino decenas de Estados.

jueves, 8 de mayo de 2014

VOTAR/NO VOTAR EN CONCIENCIA

 

EDIFICIO SPINELLI, LA FRIALDAD DE LA UE

Una reflexión sobre el 25 de Mayo

Por: José Ramón Montes

La mayoría de las veces no se reflexiona sobre esta obviedad, para votar por algo es preciso reconocer ese algo y desear que adopte unas determinadas líneas existenciales.

Si ese algo se llama, es la llamada UNIÓN EUROPEA, las opciones electorales que se presenten el día 25 de mayo, han de partir necesariamente de que se quiere que esa entidad política funcione con arreglo a determinadas líneas de pensamiento, de comportamiento, de eficiencia social frente a la ciudadanía. SI SE ACUDE A VOTAR EL DOMINGO 25 DE MAYO, SE QUIERE UNA UNIÓN EUROPEA. SI SE ACUDE A UN CONCIERTO ES QUE SE DESEA ESCUCHAR MÚSICA DE CUALQUIER GÉNERO, PERO SI LA MÚSICA NO INTERESA EN ABSOLUTO LA ASISTENCIA AL CONCIERTO ES UN ACTO INÚTIL Y DESAGRADABLE. NO ME GUSTA LA MÚSICA LUEGO NO VOY A NINGÚN CONCIERTO.

Por lo anterior se deduce que hay personas que no desean ni reconocen a la UE, esta es una realidad que no puede negarse pero no por ello es tenida por deseable, hay quienes quieren que el ente desaparezca, deje de existir. Para los escépticos radicales se plantean dos opciones en ese domingo electoral, no votar o votar en blanco y votar por algún partido anti UE en cuyo programa esté la implosión de la Unión, esa opción no es imposible aunque resulte difícil, tal vez la llamada extrema derecha como el FN de Francia tenga algo de ese camino en sus planteamientos, recuérdese que el europeísmo es ante todo, un emblema de la socialdemocracia, que muchos comunistas no aceptaron ni aceptan.

Los bipartidismos de tronco liberal que mandan desde el final de la guerra fría, satanizan cualquier oposición al poder de Bruselas, quienes se opongan a la UE son retrógrados, nacionalistas, chovinistas e insolidarios, partidarios del Estado y enemigos de la globalización que es la modernidad en sus esencias. En España el diario EL PAÍS sería a todas luces el portavoz de esa línea de pensamiento que va más allá de lo meramente

Político entrando en lo económico y en las formas de configurar las normas generales del funcionamiento social.

Por tanto hay que distinguir con claridad entre formas de europeísmo y la negación del tal europeísmo.

Munchas izquierdas ven con simpatía los planteamientos rupturistas de Cataluña, Galicia o Escocia, ¿por qué no se puede negar la pertenencia a ese artefacto que poco a poco va estableciendo la dictadura inapelable de lo económico sobre lo político o lo cultural? .Lo malo es que como en el caso de Cataluña partidos como Convergencia tienen como ideal una independencia de España pero eso si EN EUROPA dejar Madrid para someterse a Bruselas como suele decirse, es salir de Málaga para ir a Malagón. Los franceses, los holandeses de GERT WILDER y los nórdicos manteniendo sus Estados reniegan de la UE les acusan de todo pero ahí están ganado votos. Las actitudes de los ingleses son bastante difíciles de detectar serán felices siendo la estrella 51 de las BARRAS Y ESTRELLAS aunque en Nueva York haya hoy en día demasiados mejicanos para volver el siglo xviii los mejores ingleses están hoy en el TEA PÀRTY Y EN LA ASOCIACIÓN AMERICANA DEL RIFLE.

Hay que tener las ideas muy claras respecto a lo que se desea como alternativa al Tratado de Roma firmado por unos países derrotados y acomplejados. Hay un miedo vergonzante al restablecimiento pleno del poder de Alemania a la que se permite imponer su banca pero se impide la expansión de su gran acervo cultural y lingüístico. La derrota de 1945 pesa como una losa y el inglés es implacable.

En el Continente está Rusia y es también enemigo, la gran ironía está en que lo inglés es el hegemón cultural mientras los ingleses quieren irse a sus océanos y a sus dominios de raza fija.

Una muy elevada abstención y un fuerte voto en blanco desde España, deslegitimaría a la UE y al bipartidismo oficialista, el PSOE aumentaría su desprestigio y los pequeños en crecimiento deberían repensar sus inercias y liberarse de ellas.

¿Se atreverán a montar un patriotismo europeo? No resulta muy cómodo imaginar en una plaza de París o Berlín abarrotada de gente un grito cerrado de ¡VIVA EUROPA! Tremolando la banderita azul de las estrellitas portada por el Presidente de la Comisión. Ese grito no se puede imaginar si xenofobia ¿Dónde están los ideales del europeísmo?, ¿contra quienes se han de esgrimir?

La aburrida cháchara economicista del euro, la competitividad y el paro deja fuera de los focos, cuestiones como las religiosas con el islam y el vetado ingreso de Turquía, el tema OTAN y la broma de la adscripción fáctica de Israel a Europa.

Hay mucho más pero por ahora es lo que puede decirse

José Ramón Montes

Madrid 6 de mayo de 2014