martes, 23 de abril de 2013

Comparación del desempleo durante la Gran Depresión y la Gran Recesión

 

CIUDADANOS CONTRA EL PARO

William K. Black

21/04/13

Como punto de partida para cualquier intento de comparar el desempleo durante la Gran Depresión y la Gran Recesión es útil leer el articulo de enero de 1988 “El desempleo de entre-guerras en la Perspectiva Internacional” de Barry Eichengreen y Tim Hatton.

Es util empezar reconociendo tres advertencias relacionadas que hacen los autores en ese texto. En primer lugar, el uso moderno del termino “desempleo” (gente dispuesta y capaz de trabajar, pero que no pueden encontrar un trabajo acorde con su cualificación como trabajador) no era común hasta las décadas anteriores a la Gran Depresión. El supuesto anterior era que la gente estaba desempleada porque eran perezosos. Había poca comprensión de los ciclos económicos o de las consecuencias de una demanda inadecuada, poca simpatía por los desempleados y no se entendía que las empresas y gobiernos eran los principales responsables de esos niveles de desempleo. Esto significaba que guardar un registro de datos sobre el desempleo no era asunto de los gobiernos. Los datos sobre desempleo en Europa fueron recolectados mayoritariamente por los sindicatos de trabajadores.

En segundo lugar, esto significa que los datos sobre desempleo durante la Gran Depresión son, generalmente, excepcionalmente pobres y, si se comparan con otros países en ese mismo periodo, aun peores. Por lo que nuestra habilidad para comparar los datos de desempleo de hoy en día con los de la Gran Depresión esta sujeta a errores.

En tercer lugar, los datos sobre el desempleo durante la Gran Depresión a menudo están altamente sesgados, debido a la forma como se reunieron y la naturaleza de la Gran Depresión. En Europa y en los EE.UU. la Gran Depresión fue principalmente una depresión industrial y los sindicatos en la industria eran mucho más propensos a recoger datos sobre el desempleo en el sector industrial. Esto significa que los datos sobre las tasas de desempleo durante la Gran Depresión en los EE.UU. y Europa probablemente incidan sobre los mismos datos generales económicos de desempleo. Los estudiosos citan las conclusiones de los investigadores, sugiriendo exageraciones en la tasa general de desempleo durante la Gran Depresión para muchas naciones superiores al 50%. (Sencillamente: la tasa de desempleo real parece haber sido menos de la mitad que la tasa de desempleo general registrada en muchos países durante la Gran Depresión.)

Los datos de desempleo de Estados Unidos durante la Gran Depresión están exagerados considerablemente porque las personas que trabajaban en los programas de obras públicas, que realizaban un trabajo altamente productivo, fueron registradas como "desempleadas" en esa época. Ello significa que la Gran Depresión fue con todo catastrófica, pero también que los datos de desempleo más precisos (pero aún lejos de ser perfectos) de la Gran Recesión demuestran que las dos crisis son muy similares en severidad en la zona euro cuando se mide su gravedad por la tasa de desempleo. En la mayor parte de la zona euro, la crisis actual se podría definir más exactamente como "La Segunda Gran Depresión."

Uso el término "muy similares" a causa de las precauciones que destaqué en mi segundo punto. No se puede atribuir la misma precisión a los datos de la Gran Depresión, incluso después de ajustar los sesgos conocidos, que a los datos sobre el desempleo de la Gran Recesión. Esta es una advertencia importante, ya que los datos sobre el desempleo durante la Gran Recesión todavía están sujetos a error material.

Con estas precauciones en mente, estas son las razones por las que los datos muestran que el desempleo en la zona euro es muy similar a la de desempleo durante la Gran Depresión. Los datos ajustados, por ejemplo, señalan una tasa de desempleo promedio en 1930-1938 de 8,8% en Alemania y del 9,8% para el Reino Unido (Eichengreen y Hatton 1988: Cuadro 1.2, p 9.). Los autores no encontraron una cifra ajustada confiable para Francia, pero la cifra no ajustada a la tasa media de desempleo en Francia en 1930-1938 fue de 10,2%. Desafortunadamente, no disponemos de datos de desempleo moderadamente fiables para la periferia europea durante la Gran Depresión.

En general, en la zona euro las tasas de desempleo son más altas que durante la Gran Depresión

"La tasa de desempleo de la zona euro se elevó al 12,0 por ciento en los dos primeros meses del año, el último de una serie de niveles récord desde finales de 2011, informó Eurostat , la agencia estadística de la Unión Europea [02 de abril 2013].

La agencia revisó al alza la tasa de desempleo de enero para la zona euro del 11,9 por ciento registrado previamente, en sí ya un récord. Para la Unión Europea, según Eurostat la tasa de desempleo en febrero subió al 10,9 por ciento desde el 10,8 por ciento en enero, con más de 26 millones de personas sin trabajo en todo el bloque de 27 naciones.

Estas tasas de desempleo y el número de parados son los más altos que ha registrado Eurostat, en datos que se remontan a 1995, antes de la creación del euro ".

El desempleo en la eurozona, en general, es significativamente más alto que las mejores estimaciones de desempleo en Europa durante la Gran Depresión. La duración de las dos crisis en Europa es cada vez más similar según avanza y se agrava la crisis debida a las politicas contraproductivas de austeridad y al mal diseño del euro como una moneda no-soberana.

La austeridad ha infligido una über-Depresión en los pueblos de la periferia de la zona euro

Si bien no podemos comparar con fiabilidad las tasas de desempleo durante la Gran Depresión y la über-depresión en los países de la periferia de la UE, se puede utilizar el mismo artículo del New York Times para comparar las tasas de desempleo actuales en la periferia con las tasas de desempleo en Francia, Alemania y el Reino Unido durante la Gran Depresión y se pueden comparar directamente las tasas de desempleo en las tres principales economías de la UE.

"El mercado laboral europeo ha decrecido durante 22 meses consecutivos, haciendo de ésta la peor recesión desde la década de 1990, según Jennifer McKeown, economista de Capital Economics en Londres, que escribió una nota de investigación el martes: 'Con el ajuste fiscal aún presionando sobre la rentas disponible y la confianza del consumidor en niveles muy bajos, es probable que caiga en los próximos meses el gasto de los hogares´ “.

La Sra. McKeown también señaló que en febrero la tasa del desempleo del 10,8 por ciento en Francia - el doble de la tasa alemana de 5,4 por ciento - 'es muy preocupante´.

La tasa de desempleo en Alemania es sustancialmente más baja ahora que durante la Gran Depresión, pero la tasa de Francia es superior a la media de desempleo sin ajustar (y por lo tanto inflada por el sesgo de recogida de datos) que sufrió durante la Gran Depresión.

"Gran Bretaña, la mayor economía de la UE fuera del bloque de la moneda única, tenía una tasa de desempleo del 7,7 por ciento en diciembre, el último mes disponible."

La tasa actual de desempleo del Reino Unido se mantiene por debajo de la tasa media durante la Gran Depresión, pero es importante recordar que el Reino Unido no ha adoptado el euro, ha mantenido una moneda soberana. Pero ha sido incapaz de utilizar esa fortaleza para poder acabar con el desempleo creciente, debido a su asunción de la auto-infligida e hiriente austeridad.

La periferia de la zona euro es el epicentro de la “über-Depresión”. Es una depresión totalmente gratuita, la peor “Eigentor” en la historia económica moderna, infligida por la austeridad.

"La crisis del desempleo está golpeando más duro en el sur de Europa. Según Eurostat Grecia, con una economía en caída libre, tiene la mayor tasa de desempleo de la zona euro, el 26,4 por ciento en diciembre, el último mes del que se dispone de datos. Entre los jóvenes griegos, la tasa de desempleo ha llegado a un nivel asombroso, el 58,4 por ciento.

España, cuya economía se ha contraído drásticamente después del colapso de la burbuja crediticia global, registró la segunda tasa de desempleo más alta de la zona euro en febrero, con el 26,3 por ciento. "

La tasa de desempleo de los jóvenes de España (que incluye a los adultos jóvenes) también es superior al 50% y la tasa de Italia para el desempleo juvenil es superior al 36%. La Gran Depresión general creó una "U" en forma de curva para la incidencia del desempleo de los trabajadores por motivos de edad (los jóvenes y mayores tenían más probabilidades de estar desempleados) (Eichengreen y Hatton 1988. Cuadro 1.9, p 31). Los niveles de desempleo de los jóvenes en los países centrales de Europa durante la Gran Depresión fue mucho menor que el desempleo juvenil en Grecia, Italia y España durante el über-depresión en curso. De hecho, la actual tasa de desempleo de los jóvenes en cada una de estos países, además de Irlanda y Portugal, se reduce sustancialmente por la emigración de los jóvenes trabajadores. El viejo humor negro irlandés da una vez más en el clavo: "¿Cuál es el principal producto de exportación de Irlanda" Respuesta: "los irlandeses." Cuando los estudiantes reciben sus títulos universitarios en la periferia suelen emigrar en busca de empleo.

Conclusión

Cuando una nación cede su moneda soberana, pone en riesgo su soberanía. Se convierte en objeto de los ataques de los vigilantes de bonos y pueden obligarla a caer en situaciones en las que no pueda ofrecer otra oportunidad que obligar a muchos de sus mejores y más brillantes jovenes a huir del país.

La austeridad es un peligro evidente hoy para la zona euro y la economía global. En los países centrales de la zona euro ha causado niveles de desempleo parecidos a la gran Depresión - y el desempleo esta aumentando siete años después de que las burbujas globales comenzaran a desinflarse en 2006. La periferia, sin embargo, no sufre los niveles de desempleo que los países centrales europeos sufrieron durante la Gran Depresión. La über-Depresión en curso ha infligido dramáticamente mayores niveles de desempleo - hasta cuatro veces más - que los que los historiadores económicos creen que Europa sufrio, en promedio, de1930 a 1.938. Termino repitiendo la advertencia de que los datos para la Gran Depresión son lo suficientemente imprecisos como para obligarnos a ser prudentes al utilizarlos. Lo que podemos decir es que, medida por el desempleo, la llamada Gran Recesión es a veces más grave para los países centrales que lo que fue la Gran Depresión y que es muchísimo más dramática para la periferia de lo que fue para los países centrales durante la Gran Depresión.

Bill Black es el autor de "La mejor forma de robar un banco es poseerlo" y profesor asociado de economía y derecho en la Universidad de Missouri-Kansas City. Ha pasado varios años trabajando en políticas de regulación y prevención del fraude como Director Ejecutivo del Instituto para la prevención del fraude, Director de litigios en el Consejo de administración  del Banco federal de préstamos locales y Director delegado de la Comisión nacional para la reforma, recuperación y cumplimiento de las instituciones financieras, entre otros puestos.

Traducción para www.sinpermiso.info: A. Hobbit

lunes, 15 de abril de 2013

EL GRAN DESPILFARRO, AVE Y ALGO MÁS.

 

ESTACION AVE ZARAGOZA DELICIAS, LLAMADA “LA CATEDRAL”

Desde 1992, el año de la Expo, el TREN DE ALTA VELOCIDAD AVE, ha sido el gran exponente de la modernidad para el poder político y económico en este país.

Para hacer frente a estas enormes inversiones se ha abandonado la Red Ferroviaria de Ancho Ibérico, tradicional en España, que venía prestando buenos servicios públicos a la Sociedad y enlazaba el territorio con bastante eficiencia aunque existiesen grandes lagunas como es  el caso de Extremadura o Andalucía Oriental.

El artículo que aparece a continuación publicado por Eldiario.es refleja el fracaso de unas políticas megalómanas desarrolladas muy lejos de la idea de servicio público.

No se trata de un mero informe ferroviario, sino de un análisis que, seguramente podría aplicarse a muchas otras facetas de la política Nacional de Infraestructuras, de la que pueden ser ejemplo, las famosas Autopistas Radiales de Madrid, cuya intensidad de tráfico es mucho menor de lo que esperaba el gobierno autonómico de Esperanza Aguirre  o los bien conocidos AEROPUERTOS SIN AVIONES, Castellón, Ciudad Real, Huesca…

 

ESTADO ACTUAL, LAMENTABLE,  DE LA RED ESPAÑOLA TRADICIONAL

“Uno de cada cuatro trayectos del AVE solo tiene un pasajero al día

En 2012 se contabilizaron 10 rutas entre las 22 estaciones de la red con menos de 10 pasajeros en los doce meses y otras 88 con menos de cinco viajeros diarios.

Únicamente 16 relaciones superaron los 100.000 pasajeros en el año y tan sólo dos rebasaron el millón.

Entre Puente Genil y Córdoba viajaron en todo el año 295 personas; entre Guadalajara y Calatayud, 127; entre Antequera y Puertollano, 108

Antonio Ruiz del Árbol

14/04/2013 - 20:07h

 

AEROPUERTO CERRADO, DE CIUDAD REAL

En casi una cuarta parte de los trayectos diarios del AVE solo viaja un pasajero.

En el breviario de los tópicos que se han ido acuñando a lo largo del quinquenio de crisis que nos asola hay uno que se refiere a los tiempos de vacas gordas y asegura que “cada pueblo de España quería tener su AVE”. Con la perspectiva del tiempo se puede comprobar que muchas localidades lo consiguieron. El resultado de aquel empeño es que, a día de hoy, el 23% de los trayectos de un total de 206 conexiones que se explotan entre las 22 estaciones del tren veloz en activo en 2012, han sido lo que podemos calificar de “los trayectos unipersonales del AVE”. Según datos facilitados por Renfe, en 48 rutas de las 206 para las que la operadora ofreció horarios y vendió billetes, viajaron uno o menos de un viajero por día. Más aún, 10 de ellas fueron utilizadas por menos de 10 pasajeros a lo largo de los 12 meses.

Entre las estaciones en las que existieron relaciones con menos de diez pasajeros al día está la de Tardienta en Huesca; de los diez trayectos de ida o retorno con parada en este apeadero sólo dos logran un pasajero por día. De los ocho restantes, dos suman poco más de 30 pasajeros a lo largo del año y seis no llegan ni siquiera a diez viajeros en los 12 meses.

Pero este pequeño pueblo aragonés no es un caso único. Poblaciones con mucho más empaque como Guadalajara (2 trayectos), Huesca (1) Calatayud (2), Antequera (2), Puertollano (2), Cuenca (1), Utiel-Requena (2) o Puente Genil (2), explotan alguna relación con menos de 10 pasajeros al año. Si a estas estaciones le sumamos de ciudades como Ciudad Real o Lleida, habremos identificado las poblaciones desde las que se explotan la práctica totalidad de los 48 trayectos del AVE a los que calificamos de “unipersonales” porque tuvieron uno o menos de un pasajero por día. Por ejemplo, entre Puente Genil y Córdoba viajaron en todo el año 295 personas; entre Guadalajara y Calatayud, 127; entre Antequera y Puertollano, 108.

La cifra de 48 rutas infrautilizadas se eleva hasta 88 si ponemos el listón un poco más alto y contabilizamos la relaciones que tuvieron cinco o menos de cinco pasajeros al día en 2012. Prácticamente las 22 estaciones de la red del AVE que durante el pasado ejercicio estuvieron activas tienen algún trayecto con estos ratios.

Mayor uso

Si le damos la vuelta a los datos y analizamos los trayectos con mayor afluencia de usuarios comprobamos que las cifras tampoco son como para echar las campanas al vuelo. Únicamente 16 trayectos cuentan con más de 100.000 pasajeros a lo largo del año y, entre ellos, solo dos superaron el millón de viajeros en el ejercicio. Estas rutas son Barcelona-Madrid (con 1.309.862 pasajeros); Tarragona-Madrid (137.246); Córdoba-Madrid (305.573); Lleida-Madrid (112.076); Madrid-Barcelona (1.304.697); Madrid-Tarragona (138.013); Madrid-Córdoba (305.971); Madrid-Lleida (112.375) Madrid-Málaga (688.172); Madrid-Sevilla (982.258); Madrid-Valencia (828.933); Madrid-Zaragoza (538.967); Málaga-Madrid (687.041); Sevilla-Madrid (966.615); Valencia-Madrid (822.592); Zaragoza-Barcelona (252.699); y Zaragoza-Madrid (539.627).

Trayectos unipersonales

Alguien podría afirmar que es lógico que en las pequeñas estaciones, y en los trayectos entre ellas, se contabilicen pocos viajeros, ya que el tren de alta velocidad está pensado para transportar grandes masas humanas entre grandes núcleos de población. El razonamiento es cierto, pero obvia que estaciones como las de Antequera, Cuenca, Guadalajara, Puente Genil, Puertollano o Requena-Utiel, con un número ínfimo de pasajeros son todas de nueva planta, y en cada una de ellas se han invertido decenas de millones de euros.

En el mismo sentido, hay que recordar que del parque de 195 trenes de alta velocidad con que cuenta Renfe, (en el que se han invertido 5.000 millones de euros) sólo 86 han sido diseñados para los trayectos directos o semi directos entre grandes capitales del país. Las restantes 109 unidades fueron adquiridas para los servicios Alvia y Avant. En los primeros se aprovecha el sistema de cambio de ancho de ejes, para unir poblaciones menores enlazadas por vías de la red convencional con las infraestructuras de la red AVE. Los servicios Avant, con trenes de menor rango que los AVE, se utilizan para unir las grandes capitales con las poblaciones de menor tamaño que ya están conectadas con tren de alta velocidad. No parece que un esfuerzo en inversiones e infraestructuras haya tenido la recompensa que se buscaba.”

miércoles, 10 de abril de 2013

El rey translúcido

 

EL REY DE BASTOS, BARAJA ESPAÑOLA

07abr 2013 PÚBLICO.es

Moncho Alpuente

Lo malo de la transparencia es que se ve todo y hasta los niños, sobre todo los niños, pueden ver que el rey está desnudo con sus vergüenzas al aire y no revestido con un traje invisible como en el cuento de Andersen El traje nuevo del emperador. La Casa Real es sobre todo virtual y proyecta, proyectaba, una imagen de honorable impecabilidad que trascendía a todos sus miembros. Protegido por una coraza de inmunidad, de impunidad, y arropado por arrullos cortesanos a izquierda y derecha, el rey que nos dejó Franco atado y bien atado ha vivido en un limbo dorado, ajeno a las críticas, reverenciado incluso por sectores que se definían como republicanos pero que no dudaron en abdicar de su republicanismo en pro del pragmatismo para apuntarse a una transición pactada. Transición venía de transigir y transigieron. Y escamotearon al pueblo que llamaban soberano su capacidad de decidir su forma de gobierno, presuntamente para preservar la paz que nos legaba Franco, mentor excelentísimo del nuevo rey y muñidor de una original reinstauración monárquica que se saltaba el sagrado orden dinástico.

Durante muchos años (incluso pocos serían demasiado) cada vez que alguna voz aislada y consecuente sacaba a colación el dilema monarquía-república, otras voces autorizadas y autoritarias se aprestaban a resaltar la inoportunidad del planteamiento. Había temas más importantes que resolver, no era el momento, ya no hacían ruido los sables, pero la inestabilidad económica o la estabilidad social eran prioritarias. Hasta los comunistas habían avalado una Constitución que definía a España como un reino, auque fuera una taifa del sur de Europa. La izquierda seguía siendo republicana en la intimidad, pero ni un paso más allá. Abundaban las disquisiciones del tipo: yo no soy monárquico, soy juancarlista o soy republicano, pero no lo digo muy alto para no discutir.

Hoy la Corona solicita su admisión en la Ley de Transparencia, advirtiendo que  habrá de ser una transparencia limitada. La Corona quiere ser translúcida para limitar los daños algo más que colaterales del caso Urdangarin y la imputación de una infanta, para frenar su vertiginoso descenso de popularidad y credibilidad. La familia real es disfuncional y las familias reales están obligadas a funcionar como modelo, paradigma de la institución familiar sin mácula. Los trapos sucios se guardan en el baúl de la tatarabuela Isabel que se fue al exilio por conducta inmoral y regresó, (parece que los Borbones siempre lo hacen) para seguir cabildeando en los albañales de la política de la época.

Pero la ley de transparencia afectará con diferentes raseros también a los políticos y todos podremos revisar las cuentas que nos presenten, aunque no sus ajustes de cuentas. Expertos en contabilidad creativa y en maquillaje de cifras, los políticos nos mostrarán impecables balances de impecabilidad hasta el último céntimo, tan creíbles como los cuentos que en el día a día nos cuentan, juego de luces y de espejos que disimula en la oscuridad y en la opacidad, sus cuentas en b, en c y en x, sus fondos reservados en paraísos fiscales y sus fondos de reptiles. Si la transparencia fuera total tanta luz nos cegaría como una radiación nuclear, habría explosiones en cadena y quedaría devastada la devastada nación y las multitudes se lanzarían a las calles horrorizadas, indignadas y escandalizadas.

Pero… ¡un momento! Las calles ya están a rebosar de multitudes indignadas, sin ley de transparencia el velo ha empezado a descorrerse y lo que ha quedado al descubierto (solo la punta del iceberg) ha desatado mareas de protesta en todos los frentes. Sus flujos, en esta primavera de crecidas, anegan los prados de La Moncloa y de la Zarzuela. Crecen las aguas del descontento y seguirán creciendo porque incluso los meteorólogos del Gobierno, los más interesados en ofrecer buenos pronósticos, sitúan en un horizonte cada vez más lejano los tiempos de bonanza. No son buenos tiempos para la opacidad, la sombra de Wikileaks y los papeles del Vaticano se ciernen sobre los guardianes de los secretos que pretenden inútilmente sustraerse de las redes y esquivar el bulto. La credibilidad de las instituciones se esfuma con los primeros rayos de luz. Si supiéramos todo lo que tendríamos que saber, todos seríamos antisistema salvo los que viven del sistema, que nos prefieren ciegos y enajenados.

viernes, 5 de abril de 2013

¿ADIOS A LA DEMOCRACIA EN EUROPA?





 La "Justicia Europea"en Luxemburgo




Ha quedado finalmente muy claro que los estados democráticos del mundo capitalista no tienen un soberano, sino dos: abajo, el pueblo, y por encima los «mercados» internacionales
Wolfgang Streeck[1]


El pasado mes de octubre se concedió el Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea por su contribución a la defensa de la paz, los derechos humanos y la democracia tanto en el Viejo Continente como en el resto del mundo. Que el galardón fuera recibido por quien ejerció de anfitrión de la Cumbre de las Azores -desde la que se impulsó una guerra contra el pueblo de Irak por una coalición internacional de países sin el respaldo de la ONU- no deja de ser una de esas ironías a la que nos tiene acostumbrados la historia. En la práctica, la política exterior y de seguridad europea ha venido marcada por la dificultad para alcanzar posiciones comunes y coherentes. No obstante, si algo subyace a la errática y dividida política exterior europea es, como ha señalado acertadamente Rafael Poch, su vocación belicista e imperial: «Y cada vez lo es más. Incluso el eje franco-alemán que mantuvo la divergencia con Bush colaboró a nivel de logística, servicios secretos y general complicidad con el complejo Guantánamo (torturas, vuelos y cárceles ilegales) en Irak y en la llamada “guerra contra el terror”. Esta Europa participa en la guerra de Afganistán y ha  propiciado la intervención en Libia. Esta Europa profundiza la guerra civil en Siria y apoya su cálculo geopolítico, que tiene detrás a Irán y al control del suministro energético de un gran país emergente, China. El apoyo a Israel forma parte de esa serie, pero es particularmente ejemplar».[2]
No deja de ser paradójico también que en el momento en el que la violencia contra los trabajadores y trabajadoras del continente europeo es mayor y se degradan a ojos vistas las condiciones de vida de buena parte de la población en países como Grecia, España, Portugal o Italia, se reconozca a las instituciones comunitarias su contribución a la defensa de los derechos humanos y la democracia. Es posible que aún no tengamos clara la noción de lo que es un “crimen económico”, y cuales los mecanismos para investigarlos y perseguirlos, pero es urgente –como defienden Lourdes Benería y Carmen Sarasúa- que esta noción «se incorpore al discurso ciudadano y se entienda su importancia para construir la democracia económica y política. Como mínimo nos hará ver la necesidad de regular los mercados para que, como dice Polanyi, estén al servicio de la sociedad, y no viceversa».[3] No parece que las políticas comunitarias estén orientadas hacia esta necesidad. Al contrario, diseñadas bajo la obsesión de someter a los pueblos a la disciplina de los mercados, renuncian con ello a conciliar capitalismo con democracia. Cuando un porcentaje significativo de los miembros de una sociedad pierde la vivienda y el empleo, no sólo se está asistiendo a un drama personal y familiar incalculable, se está comprometiendo también el futuro del conjunto de la ciudadanía al desmontarse las redes de seguridad material que sostienen la libertad y, por ende, la democracia. Sin seguridad material no hay libertad política ni tampoco democracia, sólo amenazas y riesgos de regímenes e ideologías totalitarias.
La crisis en la zona del euro ha dejado firmemente claro hacia donde nos puede conducir la combinación de globalización, financiarización e integración europea al compás de la batuta neoliberal: a la renuncia de la democracia. En el capitalismo la democracia sólo tiene un carácter instrumental, no representa un valor en sí mismo. En el campo de la racionalidad instrumental, todas las cosas tienen un coste y el criterio con el que se evalúa no es otro que el de la eficiencia: si la democracia es concebida como un coste y existen otras herramientas más eficientes para favorecer la acumulación de capital, el corolario es que la democracia deja de ser relevante a los ojos del capitalismo.[4]
Una construcción elitista de Europa…
La integración europea no ha estado nunca animada por un espíritu democrático. Más bien al contrario. Las elites y lobbies presentes en las esferas comunitarias han marcado el ritmo y el carácter de la integración. Bajo la apariencia de una solución técnica, el proyecto europeo ha sido progresivamente despojado de su carácter político. No se han cultivado las condiciones que permiten, no sólo la democracia, sino la existencia de la política misma: un espacio público con agentes sociales, partidos y canales de representación, deliberación y decisión que permitan el florecimiento de una ciudadanía genuinamente europea. Las instituciones comunitarias tienen un sesgo tecnoligárquico y el Parlamento Europeo, único organismo elegido por sufragio universal, no tiene competencia para legislar sino sólo para reformular y vetar las iniciativas elaboradas por la Comisión y aprobadas por el Consejo Europeo. [5]
… impulsada por un espíritu neoliberal
Los tratados que han promovido los procesos hacia la unidad de mercado (Acta Única) y la moneda común (Tratado de Maastricht) inocularon el neoliberalismo en el proyecto europeo. De esta manera el carácter social que definía el modelo de desarrollo fordista de la Europa continental de la segunda postguerra empezó a diluirse al mismo ritmo con el que se avanzaba en la Unión Económica y Monetaria.
El neoliberalismo ha contribuido a un proceso de desorganización del Estado democrático que, aunque omnipresente en otras geografías, en Europa se ha visto acentuado como consecuencia de la particular integración económica llevada a cabo. Ésta ha propiciado que muchas prerrogativas soberanas fueran transferidas de los Estados nacionales a las instituciones comunitarias sin el debido control democrático. Que se hable mucho de gobernanza económica europea, pero nunca de gobierno democrático, es algo que se agradece porque se ajusta plenamente a la verdad. No hay gobierno ni democracia política en el ámbito comunitario sencillamente porque no hay un Estado europeo. La democracia presupone la existencia de un Estado, y la ausencia de éste imposibilita la presencia de aquella.
La servidumbre a los «mercados»
La independencia de los bancos centrales evita –según el dogma neoliberal- que los gobiernos recurran a ellos para financiar sus déficits. Esta restricción, unida a la cláusula de no salvamento (no bail-out), que prohíbe la asistencia entre países que han decidido compartir moneda, ha provocado que a los Estados nos les quede más alternativa para obtener fondos que acudir en solitario al sector financiero. Ambas prohibiciones, consagradas en el Tratado de Maastricht, se han justificado en la encomiable capacidad de los mercados para reconducir por el recto camino a los gobiernos proclives a dilapidar sin miramientos. Una vez que la crisis pone de manifiesto que los mercados financieros no son eficientes ni racionales, y que por consiguiente es una aberración confiarles la tutela de la política económica de los Estados, la verdad se empieza a imponer con crudeza: de lo que realmente se trataba era de disciplinar a los pueblos, poniendo así en crisis tanto la soberanía estatal como la democracia.[6]
Fallas estructurales
El diseño de unión monetaria emanado de Maastricht, así como los «criterios de convergencia nominal» (para entrar en el euro) y el «Pacto de Estabilidad» (para permanecer en él), han creado una nueva zona monetaria hegemonizada por Alemania. Al frente de la moneda, un BCE que no responde ante los ciudadanos ni ante los gobiernos y que se plantea como único objetivo la estabilidad de los precios.
Es posible que en la decisión de lanzar la moneda única haya pesado, más de lo que se piensa, el proceso de reunificación alemán. Después de todo, el euro se presentó como un «compromiso político que permitía a los franceses aceptar la reunificación, ya que reafirmaba la profunda inserción de Alemania dentro de Europa».[7] En cualquier caso, la reunificación alemana acentuó la heterogeneidad estructural de los países de la eurozona. Los costes de la reunificación fueron más indigestos de lo esperado y detuvieron el crecimiento de la economía germana. Para reactivar la economía, el capital alemán (con la connivencia del socialdemócrata Schroeder) aplicó una represión salarial brutal. Esta se llevó a cabo mediante la reestructuración del potente tejido productivo alemán. La externalización de muchos procesos y secuencias productivas a Europa Central y del Este, y la amenaza permanente de la deslocalización industrial, hicieron descender los costes laborales. Las industrias de exportación alemanas se hacían cada vez más competitivas enseñoreándose de los mercados.
Los países de la periferia europea, a su vez, gozaban en esa época de unas facilidades de acceso al crédito completamente desconocidas en las etapas anteriores a la constitución del euro. La munificencia crediticia servía para compensar la escasez de unos fondos estructurales y de cohesión con los que afrontar con seriedad el objetivo de la convergencia real entre los distintos países. “Abundancia privada, miseria pública” que también se da en el ámbito financiero y que ofrece a los bancos negocios rentables y a las industrias exportadoras del Norte la oportunidad de aprovechar las capacidades adquisitivas de países como Portugal, España, Italia o Grecia. Mientras la periferia celebraba febril la afluencia de capital barato, inflando unas burbujas tras las que se escondían desequilibrios macroeconómicos evidentes y diferencias estructurales profundas, las bases sociales, políticas y ecológicas de sus economías locales se desmoronaban por momentos. Europa era conducida a la fractura social.
Es posible que la crisis en Europa tenga que ver también con la crisis de la idea de Europa. En realidad, el viejo continente se encuentra atrapado entre dos crisis: una interna, relacionada con las fallas estructurales y la supervivencia del euro, y otra externa, que tiene que ver con su pérdida de influencia como resultado de la globalización y la emergencia de un mundo post-europeo. Lo peor que le puede ocurrir a Europa en medio de ellas es olvidar el sueño de paz que motivó el proyecto de integración europeo y abandonar los valores ilustrados que hicieron posible la emergencia de la razón democrática en el mundo moderno.
Santiago Álvarez Cantalapiedra

[1] W. Streeck, «Mercados y pueblos», New Left Review nº 73, marzo/abril 2012, p. 56.
[2] R. Poch, «Nauseabunda política exterior europea», Lavanguardia.com, 28 de noviembre de 2012
[3] L. Benería y C. Sarasúa, «Crímenes económicos contra la humanidad», EL PAÍS, 29 de marzo de 2011
[4] Llegados a este punto cabría preguntarse si el llamado “capitalismo democrático” no será, en realidad, un oxímoron. A este respecto, véase: S. Álvarez Cantalapiedra, «Capitalismo democrático: ¿un oxímoron?», Dossieres EsF nº 6, septiembre de 2012, pp. 12-15.
Se puede consultar en: http://www.ecosfron.org/publicaciones
[5] Aspecto que ha señalado con claridad Perry Anderson en su último libro, El nuevo Viejo Mundo (Akal, 2012). José A. Estévez Araujo realiza un magnífico comentario a esta obra y al debate surgido tras su publicación en un artículo que, con el título «La Unión Europea en perspectiva», aparece en la revista Mientras Tanto nº 118, pp. 17-37.
[6] La puesta en marcha del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) no altera la situación, más bien la profundiza. Aunque se presenta como una herramienta de cooperación financiera intergubernamental, su diseño y funcionamiento se encuentran lastrados por su falta de transparencia y responsabilidad, inscribiéndose en «el marco general de la ausencia de democracia en el seno de la UE» (véase José A. Estévez Araujo, op. cit. p. 34)
[7] M. Aglietta, «El vórtice europeo», New Left Review nº 75, Julio/ agosto 2012, p. 18.