sábado, 22 de diciembre de 2012

FE E HISTORICIDAD





LA SAGRADA FAMILIAUN SÍMBOLO





del buey y la mula.
El libro de Benedicto XVI acerca de la infancia de Jesús ha suscitado la reflexión acerca de la historicidad de aquello que según la tradición ocurrió realmente en Nazaret, en Belén con los ángeles y pastores o en la huida a Egipto. Dios se revela dentro de la historia y la fe del creyente se sitúa también dentro de la historia, por consiguiente es lógico que nos preguntemos ¿qué ocurrió realmente en Navidad?
Hace ya muchos años que sabemos que los evangelios, especialmente los de la infancia, no son un libro de historia. Son elaboración teológica y mensaje. Detrás del lirismo de aquellas escenas hay una teología pensada hasta en sus más delicados detalles. Literariamente son textos sobrios, de una sobrecogedora belleza y poesía, de una aparente simplicidad pero también de una extraordinaria profundidad. Fueron los últimos textos que Mateo y Lucas escribieron pero los pusieron al comienzo de sus evangelios como un mensaje claro de alegría y esperanza: quisieron anunciar a las primeras comunidades quién es y qué significa Jesús de Nazaret. A la comunidad judía se le dice que Jesús es el mesías esperado y que desde Abraham toda la historia de salvación estuvo encaminada hacia él. Y a la humanidad en general se nos dice que no estamos solos, Él, el Emmanuel, está en medio de nosotros, “nos ha nacido un salvador”.
Lo importante no es la historia sino el mensaje de fe. Son pocos los hechos históricos contenidos en estos relatos que la exégesis da por verdaderos: los esponsales de María y José, la descendencia davídica de Jesús, el nombre de Jesús, el nacimiento de Jesús de María, la pobreza como ambiente, Nazaret como lugar de residencia. Y sobre ellos Mateo y Lucas construyen el relato teológico con el ropaje del género literario del “midrash”, que consiste en tomar un hecho o un dicho de la escritura y elaborarlo, embellecerlo o buscar paralelismos con otros personajes al objeto de subrayar y proclamar de forma inequívoca una verdad de fe.
Aquel mensaje de fe, y de alegría y esperanza, ha trascendido los límites de la primera comunidad. Las escenas familiares de Navidad pretenden ser proclamaciones de fe acerca de Jesús Salvador nacido pobre y débil como todo niño. A través del lenguaje del mito, del símbolo y de la poesía el ser humano se sumerge en la humilde vida que nace para toda la humanidad como esperanza de liberación. Así lo entendió San Francisco de Asís cuando allá en la Porciúncula inventó el primer Belén de la historia.
Por eso sorprende que en su libro Benedicto XVI utilice una exégesis con voluntad de asegurar la historicidad de cada uno de los hechos.
Querer salvaguardar a toda costa la historicidad de cada una de las escenas de los relatos evangélicos, aparte de perderse en la complejidad o imposibilidad de la demostración de las mismas, sobre todo es situarse fuera de la atmósfera creada por Mateo y Lucas: una atmósfera en la que su preocupación no es saber si existió o no la estrella, si se aparecieron o no los ángeles, si hubo o no buey y mula, si los magos vinieron del Oriente o de Tartesos, o si la virginidad de María hay que entenderla en el sentido físico, sino en saber que Dios asume como propia la historia de la humanidad, el significado religioso del Niño.
Jaume Botey






NAVIDAD REFLEXIVA Y HUMANISTA


NAVIDAD REFLEXIVA Y HUMANISTA



Cornellá de Llobregat




A modo de felicitación de Navidad
La tan traída y llevada crisis debería ser el motivo principal para estas Navidades, pero al ser tan larga hemos ido escribiendo tanto y tantas veces sobre ella que no es fácil no repetirse. Por eso en esta ocasión voy a prescindir de ella, no sin antes hacer un par de afirmaciones que dejan claro en qué lado estoy:
El capitalismo es un sistema intrínsecamente perverso, por lo que no hay otra alternativa que su eliminación. Lo que debería venir después debe ser un socialismo que no tiene por qué parecerse a lo que se ha tenido hasta ahora.
No es cierto que sea ético hacerse rico: Solo robando, ya sea la plusvalía o robando al estilo de los bancos y/o de los grandes estafadores, se puede hacer uno verdaderamente rico. El día que se teorizó que los proletarios podíamos hacernos ricos se empezó a profundizar en una senda que solo puede llevar y lleva a la corrupción.

Por todo esto este año quiero poner dos estampas, dos momentos: en el primero quiero hacer un homenaje a mis amigos y amigas de la Coordinadora contra la Marginación, con ellos he aprendido, he llegado a comprender lo que hay detrás de tantos y tantos que han padecido y padecen el problema de la adicción a las drogas, al alcohol..:
“A MODO DE SUEÑO.
ANOCHE, MIENTRAS DORMÍA, SOÑÉ….
Que estábamos en un día luminoso, como si hubiera nacido una nueva sociedad. Estábamos en Europa; los gobiernos europeos habían tomado una importantísima decisión, habían llegado a la conclusión de que los procesos de negación de cualquier cosa producían, la mayor parte de las veces, el efecto contrario. La Ley Seca, había producido probablemente más alcohólicos que el propio alcohol, además, mafia, muertes… Con las drogas había ocurrido un proceso parecido, la droga destruía a una parte importante de la juventud, se convertía en un auténtico círculo vicioso e infernal, al mismo tiempo, era el pretexto para la creación de las mafias más criminales que jamás hayan existido. Había llegado a tal extremo la degradación que calculaban que un 80 % o más de los presos tenían algún tipo de relación con las drogas.
Después de mucho buscar soluciones, alguien, como quien no quiere, apuntó la más simple, la más sencilla, la más fácil, pero la que exigía más coraje, legalicemos la droga y comencemos a tratar como enfermos que son a los drogadictos.
Todo el mundo compartía esta cuestión, pero como una intuición, no como una certeza. Además había un gran sector, con unos intereses económicos muy fuertes, que prefería la prohibición, la criminalización, porque sólo así podrían seguir acumulando enormes capitales, aunque fuera a costa de inmenso sufrimiento y de infinitas vidas humanas.
Una vez tomada la decisión de legalizar las drogas se pusieron a trabajar. Comenzaron a tratar el problema inmediato de los “enfermos de la droga”. Gran parte de ellos estaban en la cárcel: habían sido condenados por “delitos” relacionados con las drogas. En la mayor parte de los casos, eliminados los antecedentes, debían quedar en libertad. Fue un momento muy duro, pero de mucha esperanza. La sociedad civil se sumó al carro…Al principio costó convencer a los más recalcitrantes: No lo eran por maldad; el “pensamiento único” había llegado con el devenir de los últimos tiempos a constituir una especie de epidermis, de cultura, de costumbre, de hábito. El superar esa cultura de la criminalización, de la represión, de la cárcel, había supuesto una auténtica revolución. Ahora, rotos los tabúes, había que remangarse y mancharse, había tanto trabajo por hacer… Y lo más esperanzador es que había muchos y muchas dispuestos a poner el hombro.
Después soñé que dormía y me daba miedo despertar…”
El segundo también quiere ser un homenaje a mis amigos y amigas, trabajadoras y trabajadores de Recibaix Empresa de Inserción, que trabajan todo lo relacionado con la recuperación, el reciclaje, (y en ese trabajo se recuperan personas…). Estas empresas, como mis amigos, son un rayo de esperanza hacia la sostenibilidad de esta nuestra maltrecha sociedad
LA RECUPERACION. FILOSOFIA
“Dos estampas a contemplar:
1ª. Un pueblo de Castilla, o de Aragón, o de Catalunya...
Años 50 – 60. Es un pueblo pequeño de unos 50 a 100 vecinos. Superan los 500 habitantes. Viven de la agricultura, por y para el campo. Es una sociedad que vive en la simple subsistencia: comen del campo, crían los pocos animales que van a consumir. Tienen animales para las labores del campo: caballo y mulas, quizá un par de bueyes. Para arar y hacer las faenas del campo. Hay una familia con vacas y surte de leche a todo el pueblo. Cada uno va con su cazuela por la leche, o la botella de vidrio. El vino, cada familia lo tiene en dos o tres cubas y en unas cuantas garrafas de media cántara. No hay tetrabric, ni botellas, ni plásticos: el porrón o la bota que se llenan una y otra vez, hasta que se rompen. La gente del pueblo no es muy leída, así que rara vez se compra el periódico... Libros..., en la escuela se usa la enciclopedia que abarca todas las asignaturas posibles, empezando por la Historia Sagrada. El plástico realmente no se conoce, porque no se necesita, para qué... Tienen luz (con muy poca potencia) y acaban de poner el agua corriente en las casas. Hasta hace muy poco no había váteres, para qué querían la cuadra?. Los sobrantes de la comida (no se piense que era tanto) no se desperdiciaba: estaban los animales para comerlo: el cerdo, las gallinas... La ropa. La ropa no se acababa nunca: mientras se podía se usaba, cuando empezaba a fallar, se le ponían los remiendos que hicieran falta, y cuando no servía para otra cosa, se la usaba como remiendo... O sea, se reciclaba absolutamente todo.
Con la mentalidad de hoy diríamos que en este pueblo faltaba una cosa muy importante: el contenedor de basura. Pues no, ni lo hay ni lo necesitan. Y además en el campo no se ven las suciedades que hoy en día con demasiada frecuencia lo llenan todo. Todo lo que no pueden gastar las personas o los animales sirve para el abono de los campos: La basura que producen los animales, cualquier labrador, agricultor, pagés, sabe como rentabilizarla: bien amontonada, con dos vueltas para que se pudra bien, está lista para el abono de los campos. Si hubiera más, más se echaría, no sobra absolutamente nada.
No es un retrato idílico. Era una sociedad rural, de subsistencia. No era fácil aquella vida. Había muy poco dinero. No se pasaba hambre, pero había muchas deficiencias. Y había la conciencia de que la naturaleza había que cuidarla porque si no, no nos daría para esa subsistencia. Y por eso no se necesitaban ni vertederos de basura ni nada por el estilo. Y había como una comunión entre hombre y naturaleza.
2ª estampa. El mismo pueblo.

Años noventa. Muchas casas están abandonadas. Apenas hay niños. A según qué horas no se ve ninguno: se los llevan a la ciudad a clase. Tampoco se ven animales, apenas ni siquiera gallinas. Todo el trabajo lo realizan con maquinaria: tractores, cosechadoras, sembradoras... En muchas casas solo hay ancianos. No estamos añorando los viejos tiempos: pocos de nosotros resistiríamos volver a aquel tipo de vida, simplemente damos fe de una realidad: por cuestiones que no vienen a cuento, el campo se ha despoblado, muchos pueblos son como un cementerio en el que ya ni siquiera se entierra... por falta de enterrador, claro. Sin embargo, a pesar de que hay muchos menos habitantes, esta sociedad no sabe ya reciclar las basuras que produce, es más, produce una cantidad de basura inmensamente mayor que la que producían entonces, cuando la sociedad de consumo estaba en sus inicios..., por eso se ven unos cuantos contenedores estratégicamente colocados en el pueblo: una vez a la semana viene un camión especial y recoge lo que tienen estos contenedores. Al principio lo vaciaban a un par de kilómetros del pueblo, en un barranco grande que hay allá desde siempre. Cuando ya no cabía más “porquería” dejaron de arrojarla en ese lugar. Ahora la llevan al vertedero general. Dicen que aquello está ya hasta las nubes, que ya no cabe más, que hay que buscar otro lugar o que hay que volver a lo antiguo: cuando cada uno reciclaba lo suyo...
No son estampas africanas. Son estampas de cualquiera de nuestros pueblos. Y no ocurrió en siglos pasados: son cosas de estos últimos cuarenta/cincuenta años. Evidentemente la evolución en este caso ha jugado claramente en contra de la naturaleza: no hemos sabido adaptarnos a una nueva situación y en la medida que sigamos así (y parece que así seguimos) el problema creado adquirirá tales dimensiones que llegará el momento en que el problema devendrá en un problema de civilización...”

Una feliz Navidad, un 2013 no tan duro para los trabajadores y trabajadoras y mucha fuerza para que de esta crisis aprendamos alguna lección: Que nada podemos ni debemos esperar de este sistema y que por lo mismo debemos buscar y encontrar las claves para superarlo. FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO 2013 QUE COMIENCE A SERNOS PROPICIO…

Benigno Martínez

Cornella, Diciembre de 201




























jueves, 13 de diciembre de 2012

La Europa inservible (*)

09DIC2012

 

por Rafael Poch / La Vanguardia.com

Domingo, 09 de Diciembre de 2012 15:05

La Europa inservible (*)

Su necesaria refundación no vendrá del “más Europa” que se pregona desde Bruselas y Berlín, sino de una rebelión popular cuyo marco solo puede ser nacional.

Vamos a hablar del proyecto europeo, de porqué esta Unión Europea, tal como está diseñada, es inviable e inútil para afrontar los retos del siglo. Por “retos del siglo” entiendo el calentamiento global, el auge demográfico, el “pico” petrolero y los problemas globales de dominio de unos países sobre otros, de pobreza y de desigualdad, combinados con una mentalidad caduca que tiende a seguir “resolviendo” todas esas cuestiones con métodos militares en un mundo atiborrado de armas de destrucción masiva capaces de anular toda vida en el planeta. Esos retos claman una “nueva civilización” y una Europa como la que tenemos es un claro impedimento a ella.

Así que vamos a hablar primero de las razones que hacen inviable desde ese punto de vista a la actual Unión Europea, luego, de la respuesta ciudadana que habría que dar a esa realidad y acabaremos con una reflexión sobre la violencia y los riesgos que tal respuesta comporta para quienes la asumen. Pero antes de entrar en esa crítica, quisiera subrayar la importancia de que haya en Europa algún tipo de pacto y estrecho vínculo internacional.

El motivo es que, desde el punto de vista de la historia universal de la guerra y la paz, Europa es la parte más guerrera y violenta del mundo. En los últimos quinientos años la historia europea salta de una guerra a otra, especialmente en los dos siglos que van de 1615 al fin de las guerras napoleónicas en 1815. En ese periodo las naciones europeas estuvieron en guerra una media de sesenta o setenta años por siglo. Luego hubo un poco más de paz hasta 1914, si olvidamos la guerra de Crimea o la franco-prusiana, pero en ese periodo Europa continuó culminando la exportación de guerra y genocidio hacia fuera de sus fronteras con el holocausto colonial- imperial que fue la conquista del mundo no europeo. Además, en ese periodo de relativa paz interna Europa inventó la industrialización y con ella industrializó la guerra lo que la convirtió en algo mucho mas destructivo. Dos guerras mundiales de inusitada mortandad e incubadas en y por Europa, fueron el resultado.

La Unión Europea se creó, precisamente, para remediar la crónica pelea continental, que después de la Segunda Guerra Mundial ha dado lugar a 67 años de paz, una paz, sin embargo, tutelada por dos superpotencias en tensión nuclear, es decir una paz bajo vigilancia y presidida por un factor, el de la destrucción masiva, que representa el escalón superior de la estupidez humana.

Así que tengamos bien presente este dato sobre la Europa guerrera violenta y dominante a la hora de criticar el actual proyecto europeo.

I)   Todavía en 2003 Jürgen Habermas, el principal filósofo alemán vivo, pudo escribir un libro titulado “El occidente dividido” y ser tomado en serio. Su contexto era la desavenencia entre una parte de la Unión Europea, su matriz franco-alemana, y la administración Bush durante la segunda guerra de Irak. Y su fundamento era la exaltación de los “valores diferentes” –y por supuesto mejores- que Europa decía representar comparada con Estados Unidos.

En esa comparación, Europa era un continente de paz y de cultura, con apego a la nivelación social y al estado asistencial, regido por el derecho internacional y no por la ley del mas fuerte, es decir centrado en la diplomacia y no en la guerra, y tolerante y no fundamentalista en materia religiosa.

En países como China, esa desavenencia de 2003 estuvo en el centro de la discusión internacional de los dirigentes de Zhongnanhai, el Kremlin de Pekín. La posibilidad de que Occidente, aquel bloque que crucificó a China en el XIX, pudiera partirse en dos y se convirtiera en dos polos con intereses globales y recetas diferentes, es decir en algo más débilque lo anterior, era sumamente interesante por las mayores posibilidades y márgenes de acción que podía reportar en la multipolaridad a los países emergentes.

Ahora sabemos que aquella desavenencia, con su discurso narcisista y embellecedor de la Unión Europea sobre sí misma, es un fraude y que las esperanzas de una divergencia trasatlántica que tanto interesaron en China fueron un espejismo. La actual crisis nos ofrece una perspectiva mucho más real y un espejo mucho más fiel de la realidad europea.

Constatamos que esa Europa “autónoma y mejor” y preconizadora de “otros valores”, ha apoyado, colaborado y participado en casi todo lo que reprochaba a su pariente histórico de ultramar. Es decir Europa sigue siendo imperialista y sus debilitadas naciones se unen, precisamente, para poder seguir siéndolo. Veamos la lista:

-Durante veinte años se ha excluido a Rusia de cualquier esquema de seguridad continental. Es decir se ha impedido cerrar la relación de guerra fría con el extremo oriente de Europa, tal como quería el malogrado proyecto de Gorbachov. La ampliación al Este de la UE se hizo sobre un guión supervisado en Washington, según el cual el ingreso en la  OTAN era la antesala de la Unión Europea.

- En cuanto la URSS dejó de ser percibida como amenaza, Europa se lanzó a la guerra. Doce días después del ingreso de Polonia, Hungría y Chequia en la OTAN, comenzó la campaña de Kosovo para acabar con Serbia como estado regional anómalo para la nueva disciplina continental. El belicismo y la manipulación mediática adquirieron en Europa niveles que se creían exclusivos de Estados Unidos. Por primera vez desde Hitler, tropas alemanas participaron, en los Balcanes, en un conflicto, y nada menos que en nombre de la prevención de nuevos Auschwitz y “genocidios”.

-En Irak la divergencia franco-alemana con Bush no impidió una colaboración en toda regla a nivel de logística, servicios secretos, torturas y centros secretos de detención de la  “guerra contra el terror” que impide considerar como exclusivamente americanos asuntos como el de Guantánamo: los vuelos de la CIA atravesaron Europa desde Polonia hasta Rota, las cárceles secretas, las torturas y los secuestros implicaron complicidades de todo el mundo. Francia cedió su espacio aéreo para la campaña iraquí, los servicios secretos alemanes identificaron sobre el terreno en Bagdad los objetivos de los misiles del Pentágono y las bases alemanas fueron el principal nudo logístico de la guerra.

-En Palestina, la UE ha sido incapaz de trabajar para la creación de un Estado Palestino, sin duda la medida más eficaz contra el radicalismo islámico en todo el mundo y un imperativo moral incontestable. Por el contrario, ha ido incrementando unas relaciones privilegiadas con Israel y ha incrementado su complicidad con esa comedia que llaman “proceso de paz” en Oriente Medio, basada  en el apoyo al país ocupante y agresor.

- En Afganistán, la misma Europa que durante la guerra fría protestó y se negó a participar en Vietnam, se ha volcado con decenas de miles de soldados europeos metidos allá once años en esta guerra infame de treinta que no registra protestas. Aún más: los despliegues en el cuerno de África, la intervención militar en Libia y ahora en Mali, demuestran que el intervencionismo militar europeo no es una excepción puntual sino una tendencia consolidada.

-En Oriente Medio vivimos ahora las sanciones y amenazas contra Irán. Un intervencionismo creciente en la guerra civil de Siria que contribuye claramente a hacerla más sangrienta, que usa a fondo la habitual manipulación mediática y que da por completo la espalda a toda acción diplomática. El horizonte estratégico de este intervencionismo va más allá de Siria: complicar la vida a su aliado, Irán –objeto de sanciones por la sospecha de una ambición nuclear que, convertida en hecho conocido en el caso israelí se tolera sin problemas- y de paso complicar también el aprovisionamiento energético de China.

-Y todo esto está perfectamente interiorizado en el discurso europeo de la política exterior y de seguridad. En Alemania imponer el “acceso” (Zugriff) a los recursos energéticos globales es lo que da sentido a las misiones internacionales del Bundeswehr, afirma el discurso oficial. Hoy día no hay experto y analista de cualquier “centro de estudios estratégicos” del estáblishment, de Bruselas, Berlín o Londres, que no mencione el tema como algo rutinario, dando por supuesto que el militarismo es la respuesta a los retos del siglo. Lo llaman “nuevos desafíos” y la doctrina de la OTAN los quiere contrarrestar con acciones militares “preventivas” y “proactivas”, es decir agresiones, en todo el mundo.

Es decir, y concluyendo esta lista: en su relación con EE.UU, la Unión Europea desempeña en el mundo el papel que un primer ministro australiano definió para su país en Asia: el del “ayudante del Sheriff”.

Siendo imperialista y practicando un manifiesto vasallaje hacia Estados Unidos, la actual Europa no puede ser un polo de poder independiente y autónomo en el mundo multipolar y muchos menos un polo benévolo por otras razones.

En primer lugar, como ha apuntado Samir Amin, porque Europa no puede ser unos Estados Unidos de Europa. Por un lado carece de recursos naturales comparables a los de grandes países como Estados Unidos o Rusia. Por el otro,  a causa de su manifiesta falta de unidad interna, porque en Europa están presentes las tensiones y conflictos de intereses centro-periferia propios del desarrollo desigual. Europa contiene  zonas y países que son Norte -Alemania y compañía- otros que son Sur -España, Italia, Portugal- y otros que son patio trasero y tercera categoría: la Europa oriental y balcánica con Grecia incluida. (1)

En segundo lugar Europa no puede ser ni siquiera una federación unitaria porque no existe un “pueblo europeo”. La identidad europea no existe ni se la espera. Haciendo un gran esfuerzo, españoles, italianos, griegos y franceses, pueden alcanzar cierta afinidad identitaria apelando a aspectos de su común tradición (ibérica, católica, la herencia latina-románica, o al mediterráneo). A partir de ahí, y como dicen los chinos, “con la perspectiva de varias generaciones”, quizá pudieran embarcarse en algo juntos hasta el punto de borrar sus diferencias. Es una cuestión de imaginación. Pero imaginar eso mismo conjuntamente con los finlandeses, los alemanes, los húngaros o los británicos, es decir metiendo juntos a mediterráneos, vikingos y hunos, es superar los límites de la fantasía más atrevida.

Y en tercer lugar, la Unión Europea no puede funcionar como proyecto que valga la pena por el motivo que todos percibimos: porque su burocracia ha tenido la osadía de pretender que un billete de banco, asistido por un sistema sanguíneo-circulatorio compuesto por intereses empresariales multinacionales generalmente dominados por países del Norte europeo, podía ser el corazón de esa identidad de fantasía.

El resultado de esa osadía ha sido una especie de monstruo del Profesor Frankestein que ha acelerado la gran desposesión de soberanía que toda Europa siente hoy. Si la democracia en las naciones europeas, en el sentido genuino de “poder del pueblo”, ya era caricatura -en unas naciones más que en otras-, ahora resulta que nuestros imperfectos parlamentos ni siquiera tienen soberanía para decidir sobre presupuestos, o que las sacrosantas constituciones deben reformarse en veinticuatro horas por dictámenes que vienen precocinados desde Bruselas o Berlín y que son decididos por instituciones, como el BCE o la Comisión, que ni siquiera son electas.

Casi todas las propuestas que no parten de la propia burocracia de Bruselas para dar un aspecto humano a este monstruo son alemanas: la canciller Merkel desde la Alemania institucional y otros con pretensiones democratizantes e incluso rebeldes proponen lo mismo:más Europa, más integración europea para superar estos defectos. Habermas y otros quieren una Europa federal que resuelva internacionalmente esa devaluación de soberanía y democracia. Quieren convocar una “Asamblea constituyente europea” de hunos, vikingos y mediterráneos. El diputado verde Daniel Cohn-Bendit propone una Europa totalmente integrada compuesta por estados nacionales reducidos a la insignificancia. Es la única manera, dice, de afrontar el pulso mundial con las potencias emergentes. De lo contrario, advierte, “la influencia de nuestra civilización de dos milenios corre el riesgo de esfumarse”. El ex ministro de exteriores, Joshka Fischer, propone dar poderes dictatoriales a la Unión Europea… Los únicos que insisten en “más Europa” como fórmula para salir del hoyo son los alemanes. Hay que recordar que históricamente el discurso europeo de Alemania ha sido siempre entendido como el de una Europa germánica con los alemanes en el papel de dominante “Herrenvolk”. Una quimera hoy manifiestamente imposible.

Así que por todas estas razones (imperialismo, falta de autonomía y recursos, desigualdad interna, ausencia de un pueblo europeo y de identidad común, y por ser un androide empresarial) esta Europa es, a la vez, imposible e inservible para los retos del siglo.

Una vez constatado esto, y recordando aquello que hace importante y necesario un proyecto europeo común (impedir la pelea secular de sus miembros), no hay más remedio que plantearse la pregunta del qué hacer.

II) De lo que se trata es de realizar una refundación ciudadana del proyecto europeo.

De puertas afuera, esa refundación debe impedir la pelea europea. El proyecto europeo no debe tener más ambición mundial que una negación: la de no contribuir al imperio. Si el proyecto europeo ha de ser imperialista, no lo queremos.

De puertas adentro el marco de esta refundación no debe ser “más Europa”,  sino más soberanía popular-nacional.

Hay que dejar bien claro que el de la refundación ciudadana no es el único escenario de la actual crisis. De lo que aquí se habla es de lo que “habría que…”, no de algo que vaya a ocurrir inexorablemente. Presentimos que en Europa se está incubando una revuelta social mucho más importante de lo que hemos visto hasta ahora, pero nos encontramos en plena divisoria y tenemos datos que pesan tanto en la balanza de lo positivo y emancipatorio como de lo negativo y regresivo.

Por un lado tenemos el avance, en toda Europa, del chovinismo, la xenofobia y el desprecio por el débil y el emigrante, la ridiculización de la solidaridad y el afán de justicia (resumido en ese miserable concepto neocon que es el buenismo). Una perspectiva de la Europa parda de 1930, podríamos decir.

Por el otro lado tenemos el progreso de la protesta social y solidaria: Cuarenta  sindicatos en 23 países participaron el 14 de noviembre en una “Jornada de acción y solidaridad” sin precedentes en Europa. Cotejado con el tamaño y la virulencia de la enorme involución socio-laboral que sufre el continente aquello fue poco y desigual, muy poco. Pero eso ya no es Europa 1930, sino una perspectiva 1848.

La “primavera de los pueblos” de 1848 tambaleó el orden de la restauración absolutista del Congreso de Viena. Un orden absolutista en quiebra es aquel en el que una pequeña casta que acapara el grueso del poder la riqueza y los privilegios adopta decisiones que son vistas como injustas y erradas por la gran mayoría. No se trata del popular 1% contra el 99%, pero sí de algo muy polarizado como sugiere la creciente concentración desigual de la riqueza en Europa. Eso es lo que tenemos ahora.

¿Qué quiere decir una refundación ciudadana? Quiere decir una reconquista de la esfera económica y financiera que la política ha ido cediendo al capital en las últimas décadas. La UE ha sido diseñada como una autopista de la mundialización neoliberal. Pues bien, ahora se trata de combatirla con una desmundialización ciudadana que devuelva todo eso arrebatado a la política en los últimos treinta años, como dice Bernard Cassen.

Evidentemente todo esto plantea la pregunta del cómo.

Para eso es necesario crear un Frente Popular. Una gran unión, una gran alianza y un gran encuentro entre el mundo sindical, los subproletarios emigrantes y parados, la generación sin futuro y deshauciada, la gente mayor estafada tras una vida de trabajo, los sectores religiosos e intelectuales para los que la actual involución es intolerable desde el punto de vista de los principios éticos y morales.

Es fundamental la creación de nuevas fuerzas políticas y de programas. Hacen falta líderes, personas de todos estos ámbitos que representen y sean portavoces de esta refundación – de momento por ejemplo en Catalunya no tenemos líderes obreros ni sindicales dignos de tal nombre, pero curiosamente ha aparecido una de esas personas en el ámbito más inesperado: una hermana benedictina….

Esta refundación solo puede ser (en Europa y en el mundo) internacional e internacionalista, pero, a menos que queramos disolvernos en un sueño idealista de hermandad universal, su marco solo puede ser nacional.

Esa reconquista no puede hacerse en Bruselas, con su burocracia mucho más dominada por el lobbysmo empresarial que la de los estados nacionales, ni en el irrelevante Parlamento Europeo. El ágora, el punto de encuentro y la articulación de ese Frente Popular debe lograrse desde los respectivos marcos nacionales: entre comunidades de gente cercana unida por su marco geográfico y socio-laboral, su lengua su cultura y su común identidad integradora. La experiencia de los foros mundiales, tan interesante pero al mismo tiempo tan etérea e indeterminada, da mucho que pensar. Como ha dicho hace poco Oskar Lafontaine, “La Europa democrática empieza en casa”. Este marco nacional no es sustituto ni alternativa a lo internacional, sino mas bien su condición primera. (2)

Para acabar, una reflexión sobre la violencia.

III)   La Europa de hoy no es la del XIX, cuando cualquier avance social pagaba el precio de enormes cantidades de sangre y de violencia. En este continente mucho más rico, mucho más culto y demográficamente mucho más envejecido que el del siglo XIX, quien más quien menos tiene algo que perder. Eso sugiere que la no violencia popular tiene un nuevo sentido y grandes espacios a su favor.

Al mismo tiempo, la rebelión civíl y pacifica, el movimiento social transformador, no es ninguna broma postmoderna y on-line. Exige lo de siempre: compromiso, voluntad, organización y sacrificio. Y recoge represión y reacción. Es decir: hay que ser consciente de lo que significa decir no a una oligarquía absolutista.

La experiencia histórica más reciente nos avisa del enorme potencial de violencia y provocación que tiene el estáblishment. Los dos principales líderes antibelicistas del 1968 en Estados Unidos, Martin Luther King y Robert Kennedy, fueron asesinados. También lo fue el líder estudiantil más notable del 68 alemán, Rudi Dutschke, muerto de las secuelas de un atentado.

Hay que recordar también que la dictadura no es imposible ni una lejana reliquia histórica. Hace menos de cuarenta años la Europa del Sur, desde Portugal a Grecia pasando por España, estaba gobernada por dictaduras. Hace poco más de veinte toda la Europa del Este estaba gobernada por dictaduras comunistoides. Es decir: la mayor parte de Europa eran dictaduras hasta hace muy poco.

Y hay que volver a leer todo lo que expone el Profesor suizo Daniele Ganser en su libro de 2005 sobre Gladio, la cada vez más documentada evidencia de la manipulación directa del terrorismo de los años setenta y ochenta por grupos vinculados a la OTAN -los peores atentados en Italia, Bélgica y Alemania lo fueron. Volver a escuchar la opinión de algunos antiguos miembros de grupos alemanes violentos que hoy confiesan que seguramente su labor estuvo policialmente manipulada desde el principio. Analizar lo que sabemos de las protestas antiglobalización de julio de 2001 en Génova.  Lo que está ocurriendo ante nuestros ojos con los apoyos policiales y empresariales a la extrema derecha griega, o lo que se ha visto en España con los indignados… (3)

Hay que tener claro que cualquier presión hacia esa necesaria desmundialización ciudadana chocará, está chocando ya, con las habituales reacciones, tramas negras, represiones, manipulaciones mediáticas y juegos sucios. Repito: hay que ser consciente de lo que significa decir no a una oligarquía.

(*) Este texto sigue las notas de una conferencia pronunciada el 30 de noviembre en el Centre d´estudis Cristianisme i Justicia de Barcelona.

Notas

(1) Para la exposición de Samir Amin en castellano consultar Europa vista desde el exterior (en www.mientrastanto.org)

(2) El concepto desmundialización lo emplea Bernard Cassen. En L´heure de la démondialisation est venue,  Mémoire des Luttes  agosto 2011.

(3) El libro de Daniele Ganser,  La Operación Gladio y el terrorismo  en Europa Occidental,2005. Sobre el brutal aplastamiento de la pr

lunes, 3 de diciembre de 2012

Las otras deudas

 

 

Ministerio de Economía

Carlos Taibo

Rebelión

Nada descubro cuando afirmo que estamos delante de una genuina estafa. En su versión más reciente, esa estafa se vincula estrechamente con la palabra deuda. Aunque nuestros gobernantes parecen empeñados en subrayar que arrastramos un grave problema de deuda contraída por las diferentes administraciones públicas, la realidad es muy diferente: hasta hace bien poco más de las cuatro quintas partes de la deuda española correspondía a agentes privados, entre los cuales despuntaban con claridad inmorales entidades financieras. Sólo una pequeña fracción de la deuda privada había sido contraída, entre tanto, por las unidades familiares.

En el meollo de la estafa mencionada despunta, claro, una circunstancia más: asistimos a un inmoral proceso de estatalización de la deuda privada que está en el origen de recortes y agresiones contra derechos. En virtud de la decisión asumida por los dos grandes partidos españoles, los desafueros cometidos por los responsables de bancos y cajas de ahorro los tenemos que pagar todas. No está de más que, en este terreno, recuerde lo que debiera ser evidente: mientras nuestros gobernantes acuden presurosos a salvar la cara a las instituciones financieras, no actúan de la misma manera con las familias. Ahí está, para demostrarlo, ese dato espeluznante que nos habla de nada menos que 350.000 desahucios.

Conviene agregar, con todo, un par de observaciones más. Si la primera subraya que nuestros gobernantes rechazan orgullosamente cualquier fórmula que implique una auditoría seria de la deuda, la segunda anota que en paralelo se niegan a aceptar lo que muchas entendemos que es la clave de la cuestión: la inexorable necesidad de distinguir entre deuda legítima --aquella que es razonable pagar-- y deuda ilegítima --la que, al haber sido contraída en virtud de la especulación y del negocio más rastrero, hay motivos poderosos para rechazar--. Para cerrar el círculo, en fin, estamos obligados a certificar un dato sangrante que ilustra de manera fehaciente la condición de quienes nos gobiernan: no hay nadie en la cárcel, sea por efecto de la desregulación general acometida en el último decenio --si desaparecen las normas desaparecen también los delitos--, sea como consecuencia de la nula independencia del poder judicial.

De todo lo anterior hay que extraer lo que a mi entender es una conclusión obvia: sobran los motivos para rechazar el pago del grueso de la deuda y para hacer otro tanto con las faraónicas ayudas que las instancias que están en el origen de ésta --bancos y cajas de ahorro-- siguen recibiendo. Como sobran las razones para dar réplica rotunda a las agresiones que el capital ha decidido sacar adelante al amparo de una nueva ola de la lucha de clases que nos retrotrae a etapas que muchos pensaban definitivamente arrinconadas por la historia.

Me importa subrayar, eso sí, y ahora cambio de tercio, que la negativa a sacarle las castañas a bancos y cajas de ahorro debe acompañarse de una actitud bien distinta en lo que respecta a otras deudas que, olvidadas, éstas sí, conviene pagar. La primera de esas deudas impagadas lo es con las mujeres. Víctimas de una atávica marginación, tanto en el orden material como en el simbólico, padecen a menudo una doble explotación: la que se verifica en el ámbito laboral convencional y la que se hace valer en el hogar de la mano de una economía de cuidados que recae de manera casi exclusiva sobre sus hombros. Nunca está de más recordar que el 70% de los pobres y el 80% de los analfabetos existentes en el planeta son mujeres.

La segunda de esas deudas que debemos asumir lo es con la mayoría de los habitantes de los países del Sur. En este caso lo que se impone es el recordatorio de las secuelas, dramáticas, de siglos de expolio de la riqueza humana y material que atesoran esos países. No vaya a ser que en el Norte opulento acabemos por reconstruir nuestros maravillosos Estados del bienestar a costa de ratificar atávicas relaciones de explotación y exclusión.

La tercera, y última, de las deudas que estamos obligados a considerar es la que tenemos con los integrantes de las generaciones venideras y, también, con las restantes especies que nos acompañan en el planeta Tierra. A unos y otras llevamos camino de entregar un planeta literalmente inhabitable, cautivados como estamos por los mitos del crecimiento, el consumo, la productividad y la competitividad.

Mientras rechazamos la deuda que nuestros gobernantes nos han endosado, hagamos por pagar estas tres onerosas deudas que cabo de mencionar.

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