jueves, 16 de junio de 2011

Jesús: "ejemplo" y "escándalo"




Que yo sepa, nadie pone en duda la ejemplaridad de Jesús de Nazaret. Por eso se comprende el respeto que le tienen incluso los que no se consideran creyentes. Y sin embargo, una de las cosas más notables que tiene este personaje es que, si nos atenemos a lo que dicen los relatos evangélicos, Jesús impresiona tan hondamente porque fue un hombre, no sólo "ejemplar", sino además (y sorprendentemente) fue también un hombre "escandaloso". Los evangelistas lo afirman repetidas veces y sin titubeos (Mt 11, 6; Lc 7, 23; Mt 15, 12; 17, 27; 26, 31; Mc 14, 27; Jn 6, 61; 16, 1).

El Evangelio, por tanto, nos enseña que tendríamos que ser (como lo fue Jesús) personas "ejemplares", por nuestra forma de vivir, de hablar y de actuar. Pero también nos dice que no nos debe dar miedo resultar "escandalosos". Porque ambas cosas están claras en el Evangelio. La ejemplaridad y el escándalo.
La religión es un asunto muy controvertido y ante el que mucha gente se apasiona, a favor o en contra de lo que oye. Por eso aquí hay que extremar la delicadeza, el respeto y la tolerancia. Pero también yo pienso que, en cualquier caso, uno no puede ser un cobarde o traicionar sus propias convicciones. Lo cual es tanto como andar siempre sobre el filo de la navaja.

Supongo que esto (y mucho más) es lo que hizo Jesús. Y terminó sus días colgado como un maldito.
Como es lógico, yo no pretendo equipararme a Jesús. Estoy demasiado lejos del ideal evangélico. Pero, en cualquier caso, hablo de esta manera porque la vida me ha enseñado, entre otras, éstas dos cosas:

1) Tomar en serio el Evangelio es tomar en serio una auténtica "agonía", en el sentido etimológico de la palabra griega ágon = "lucha", en cuanto que afrontar la lectura y meditación del Evangelio es afrontar un auténtico combate. El combate interior que todos llevamos dentro de nosotros mismos y que inevitablemente salta a nuestras relaciones con la sociedad y con los demás.

 2) Con demasiada frecuencia ocurre que, cuando se expresan las propias convicciones entre gentes religiosas, pronto se da uno cuenta de que, en la mentalidad de muchas personas, se pueden poder en cuestión no pocas cosas de lo que dice el Evangelio; pero, para esas mismas personas, lo que no se puede poner en cuestión es lo que dice la jerarquía de la Iglesia. ¿Por qué será que, en la mentalidad de muchos creyentes, pesa más lo que dice la Iglesiaque lo que dice el Evangelio?
                                   
                                                                         José María Castillo

martes, 14 de junio de 2011

OTRO CPS ES POSIBLE Y MÁS NECESARIO QUE NUNCA


José María García Mauriño

El movimiento de CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO, tiene una pequeña pero fecunda historia. Existimos desde hace 38 años.  Y en esta nueva singladura, dadas las circunstancias actuales, iniciamos una nueva trayectoria. En estos años hemos sido un punto de referencia crítico para la Iglesia y para la sociedad española. Lo mismo para la jerarquía católica que para las comunidades cristianas de base.  Y seguimos fieles a nuestra pequeña  tradición, de una doble y única fidelidad. Somos cristianos y socialistas de verdad.

Y seguimos buscando nuestras señas de identidad. A lo largo de nuestra historia, en los distintos congresos estatales nos hemos planteado repetidamente cuáles eran nuestras señas de identidad. Esto demuestra que no tenemos una definición estática, metafísica, sino dinámica e histórica. Nuestra identidad siempre será viva y provisional, nunca es definitiva, aunque mantenemos nuestras esencias. Pero, la permanencia en nuestras esencias debe ser historizada. La conformación de la identidad no se realiza en un laboratorio, en un grupo de personas pensantes, sino en el marco de la lucha de clases. Es un  proceso genuinamente dialéctico. Y si ahora buscamos nuestro ADN es para caminar por las sendas de la historia presente, con sus crisis, sus cambios profundos. Porque no cabe duda que vivimos en uno de esos momentos de cambio de civilización, una crisis universal intensa, sociocultural, de valores,  económica, política, modelo productivo, relaciones con la naturaleza, modelo energético, comunicaciones, globalización geoestratégica, que algunos han calificado de tsunami por su alcance y aceleración en todos los campos, y que no era previsible con esta intensidad hace sólo unas décadas.

Se impone, pues, un nuevo caminar de CPS porque no los demanda la nueva situación.  Otro CPS es necesario. Tenemos cierta solera y una buena denominación de origen, como los buenos vinos. Aunque no somos imprescindibles, sí  somos necesarios. Nos necesitan mucha gente cristiana y no cristiana. Somos  necesarios porque nos mantenemos en la línea roja de rechazo total al capitalismo neoliberal y a todos aquellos que lo apoyan. Nos sumamos a todos los movimientos de resistencia a este sistema perverso, sean de aquí o de Latinoamérica o de África. Somos necesarios porque luchamos por la liberación de todos los pobres de la tierra. Y los pobres que irrumpen hoy no son sólo carentes de lo básico, sino los excluidos del sistema, como son los trabajadores,  los parados, los de larga duración, los inmigrantes, los precarios, los campesinos, los indígenas, los afroamericanos, y un largo etc.

Y es posible hacer otro CPS, porque renovamos la ilusión por la Utopía de siempre: Ser cristianos y ser socialistas hoy. “Otro CPS es posible”. Asumimos la dialéctica de la historia y la historia es un constante proceso de cambio. Queremos cambiar, renovarnos, hacer nuevo lo antiguo. Activar hoy los principios fundacionales. Nos renovamos desde dentro, con una nueva manera de comunicarnos a través de una nueva página web (www.cristianosporelsocialismo.org). Y con un nuevo equipo de organización, pensamiento y acción. Un CPS renovado y renovador  Un CPS que apoya los movimientos jóvenes del 15-M. Un CPS que afronta los desafíos de este cambio de época. Un CPS que está presente en las luchas contra la guerra imperialista.  Un CPS que genere esperanza. Un CPS comprometido en política y en la renovación de una fe que intenta seguir al Profeta laico de Nazaret. Un CPS colectivo que hacemos entre todos y todas., “Entre todos hay que levantar, hay que levantar…”

Coordinadora de CPS de Madrid
Junio de 2011
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lunes, 6 de junio de 2011

Lejos del final de la crisis,




BANCO DE ESPAÑA



Nos hallamos muy lejos del final de la crisis. Desde el verano del 2007, momento en el que se mostraron los primeros síntomas de lo que se ha denominado después la “Gran Recesión”, los acontecimientos han ido evolucionando hasta ocultar en buena medida el origen inmobiliario- financiero de los problemas. Al reconocimiento inicial de que se
había asumido demasiados riesgos por prácticas crediticias profundamente irresponsables y por un frenesí especulativo con productos financieros enormemente complejos, le sucedió la entrada en escena del Estado como «asumidor de riesgo de último recurso» ante la perspectiva de un colapso del conjunto del sistema financiero. La enérgica respuesta de los gobiernos hizo desaparecer de un plumazo el superávit en las cuentas públicas obtenido durante los años previos. Bien es cierto que a ello coadyuvó no sólo el fuerte incremento del gasto público asociado a los rescates y avales bancarios, sino también la merma considerable de los ingresos como consecuencia de la atonía de una actividad productiva tocada por fuertes desequilibrios financieros. Pero, en cualquier caso, el deterioro de las cuentas del Estado permitió cambiar el foco de la atención del colapso del sistema bancario a la crisis de la deuda soberana, y de ahí a las renovadas obsesiones por el déficit público alimentadas por unas tensiones monetarias que se aprovechan de los errores del diseño de la Unión Económica y Monetaria. Como corolario, se suscribe en marzo del 2011 el ((Pacto por el euro» que refuerza las exigencias del anterior (<Pacto de estabilidad y crecimiento)> que gobernaba la política económica de a Unión Europea..

Así pues, a través de las sucesivas etapas de la crisis se ha asistido a un proceso de sustitución de responsabilidades desde la banca y los agentes financieros hacia las finanzas públicas y, por ende, a los contribuyentes. Este hecho en absoluto ha resuelto los problemas, porque cuando el Gobierno se hace con un activo tóxico o asegura las pérdidas de un banco, estas no desaparecen, simplemente se trasladan desde el balance de una empresa privada a las cuentas públicas del Estado. Se logra, eso sí, una gigantesca redistribución de rentas desde los contribuyentes a las entidades financieras, pero ello no implica vislumbrar ninguna luz al final del túnel, más bien al contrario, significa posponer las posibilidades de la recuperación. La evolución de la crisis ha revelado una vez más que, cuando no se cuestionan los fundamentos del poder de las finan zas y las reglas de funcionamiento del capitalismo, surge rauda la posibilidad de socializar las pérdidas como vía para restaurar la dinámica de a acumulación de capital y su control por parte de las élites económicas. La dura medicina se ha logrado administrar sin apenas rechazo debido a que el cuerpo social ya estaba habituado a un conjunto de políticas que han venido operando en este mismo sentido desde hace casi tres décadas. No hay que olvidar que la crisis actual refleja, al menos en parte, la salida en falso que supuso el neoliberalismo a esa otra gran crisis que se manifestó en los años setenta del siglo pasado. Unas políticas económicas que han sido hegemónicas en unos procesos de globalización y financiarización que han servido para, en vez de resolver los problemas, desplazarlos hacia nuevas geografías y aplazar su solución en el tiempo.

Efectos de La crisis sobre la cohesión

La desigualdad, la pobreza y la exclusión social son procesos estructurales que ni siquiera se logran atenuar en periodos de cierta bonanza económica. La crisis económica ha servido para extender y profundizar esos efectos, generando un grave riesgo de fractura social.
El pinchazo de la burbuja financiero-inmobiliaria reveló que las instituciones financieras se encontraban demasiado endeudadas y con poco capital para proporcionar el crédito que la economía precisaba para su funcionamiento ordinario. Esto afectó rápidamente a las empresas que, al estar necesitadas de la renovación del crédito bancario para sus operaciones, vieron comprometida la continuidad de su actividad no financiera. Ello condujo, a su vez, a un deterioro de los indicadores —de producción, de ventas y de consumo—, provocando en numerosas empresas ajustes de plantilla y cierres, con el consiguiente incremento del desempleo. El aumento del paro convirtió en insolventes a muchas familias que habían accedido a la compra de su vivienda a través de un préstamo hipotecario, con lo que empezaron a aflorar altos niveles de morosidad e impago que contribuyeron a cerrar un círculo que se retroalimenta internamente. Para frenar esa dinámica, hubiera sido aconsejable garantizar el crédito a las empresas a través de líneas públicas de financiación y asegurar a aquellas familias con dificultades para afrontar el pago de su hipoteca. Pero la respuesta consistió en abordar costosísimas operaciones de rescate financiero, que si bien sirvieron para que los bancos sanearan sus balances con el dinero de todos los ciudadanos, arroja ron al abismo a aquellos que perdían a un tiempo su puesto de trabajo, su casa y los ahorros de toda una vida.
Las consecuencias sociales empiezan a ser conocidas por todos: en el año 2010 se han producido más de 100.000 embargos y, según los cálculos de la Asociación de Afectados por Embargos y Subastas a partir de datos del Consejo General del Poder Judicial, más de 350.000 familias españolas perderán sus vivienda en los próximos cinco años. Por otra parte, el nivel de desempleo se aproxima a los cinco millones de parados (el número de parados creció a un ritmo de 1.000 personas al día a lo largo de todo el año 2010) y los cambios en la composición del colectivo de desempleados son especialmente preocupantes: muy superior a lo acaecido en otras crisis, el crecimiento del paro ha sido intenso entre los sustentadores principales; el número de hogares con todos sus activos en paro ha supera do el millón trescientos mil (dos de cada cinco parados viven en un hogar en el que todos os miembros están desempleados); los parados de larga duración superan ampliamente los dos millones y, entre ellos, los que llevan más de dos años buscando un puesto de trabajo son un colectivo creciente y sometido al riesgo de pobreza al verse desprovistos de la cobertura por desempleo. A lo que se suma un grave problema, según advierte el propio Banco de España: “la capacidad de protección adicional contra el desempleo que pudieran constituir los vínculos familiares es ahora menor que en recesiones anteriores». Como consecuencia, los ingresos medios anuales de los hogares se han ido deteriorando, y en el año 2010 el 30,4% de los hogares españoles manifestó llegar a fin de mes «con dificultad)) o (mucha dificultad», incurriendo el 7,7% en retrasos a la hora de abonar gastos relacionados a la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, electricidad, comunidad, etc.).

Si este conjunto de factores está deteriorando con gran celeridad el bienestar social del presente, las políticas con las que se está respondiendo a la crisis están comprometiendo el bienestar y la cohesión social del futuro. La reforma de las pensiones resulta sintomática a este respecto. Las pensiones públicas han sido el principal programa antipobreza desarrollado por la vertiente social del Estado, y lo atestigua el hecho de que, a pesar de encontrarnos en esta materia lejos de los niveles europeos, los hogares españoles forma dos por mayores es el grupo que mejor ha soportado los efectos sociales de la crisis actual. Sin embargo, a partir de ahora las actuales generaciones de activos trabajarán más pero cobrarán menos en el futuro. Además, la reforma reforzará en el momento de la jubilación las desigualdades que los trabajadores y trabajadoras arrastren a lo largo de toda su trayectoria vital y profesional, abriendo, por otro lado, el abanico de las diferencias entre los que pudieron complementar su prestación pública con un fondo de capitalización privado y aquellos otros que esta posibilidad la tuvieron negada por una capacidad de ahorro limitada por sus magros ingresos. En esas circunstancias es difícil pensar que se vaya a incrementar el bienestar social futuro, máxime cuando el grupo de los pasivos representará una porción creciente del total de la población del país.

Efectos sobre La democracia y La sostenibiLidad

La crisis también está contribuyendo a deteriorar los precarios mimbres sobre los que descansa la democracia representativa en las sociedades europeas. Lo decíamos al principio. La renuncia de los gobiernos a contestar y controlar el poder de las finanzas los deslegitima ante una ciudadanía que asiste impotente a la primacía de la lógica económica frente a la política y que, como consecuencia, padece un menoscabo de sus derechos económicos y sociales. La pérdida de confianza en la política y sus instituciones es un proceso que, aun que viene de largo, se agudiza con la crisis.

Recuerda Ignacio Escolar desde las páginas del diario Público la definición de España que sugiere Roberto Mangabeira, ex-ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil con Lula y catedrático de leyes en Harvard: «una democracia secuestrada por las grandes empresas, por una plutocracia mercantilista que ha puesto las instituciones del Estado a su servicio». La crisis ha puesto de manifiesto también que la supuesta “independencia” de los Bancos Centrales no está al servicio del interés general, sino que constituye una simple coartada para burlar los controles democráticos. En nuestro caso, ¿qué responsabilidades se han exigido desde los poderes públicos al Banco de España por su laxitud supervisora frente a determinadas prácticas financieras? Si de verdad nos concierne la defensa de la democracia no deberíamos dejar caer estas apreciaciones en saco roto. Como no deberíamos aceptar impasibles el férreo corsé que supone para los países de la zona euro la renuncia del Banco Central Europeo a financiar el déficit público o la exhortación —expresada a través del denominado «Pacto por el euro» a modificar las constituciones políticas para canonizar el equilibrio de las cuentas del Estado.

Asimismo, la crisis dificulta el avance hacia una sociedad sostenible. Por un lado, percibimos las profundas consecuencias que sobre el territorio ha acarreado la burbuja financiero-inmobiliaria, y que magistralmente ha resumido Ramón Fernández Durán con la expresión de «tsunami urbanizador». Por otro, los grandes desafíos —cambio climático, alimentos, energía, etc— siguen ahí esperando una respuesta, pero después de la crisis económica los recursos con los que contaremos para afrontarlos serán considerablemente menores. Por no mencionar el tiempo, el recurso que se torna más escaso a medida que se agudizan los problemas globales.


PAPELES, número 113 Primavera 2011
Santiago Álvarez Cantalapiedra





TREMENDO ENGAÑO



SAN PEDRO DE ROMA



La visita del Papa es un tremendo engaño por parte de la Jerarquía católica y por parte del Gobierno.


Por  parte de la Jerarquía,

Porque el primer engaño es el título “Jornada mundial de la juventud”. Escamotea la palabra católico para ocultar que es tan sólo eso, una semana que concierne exclusivamente, en todo caso, a jóvenes católicos. Por tanto, el carácter de universalidad que se quiere dar al evento, por más que vengan jóvenes de distintos continentes, es completamente fraudulento: no concierne a los millones de jóvenes del mundo de distintas creencias o convicciones distintas de las católicas.

Porque engaña a la ciudadanía presentando esta visita como un evento público de interés general, cuando se trata de una minoría católica privada. No tiene en cuenta la inmensa mayoría de jóvenes y no tan jóvenes, a los no católicos,  ni a los ateos, agnósticos o indiferentes, ni a aquellos católicos críticos que no pueden estar de acuerdo con la visita de un  Jefe de Estado que es Monarca absoluto en Europa y que además se dice Jefe espiritual de la Iglesia Católica.

 No es tanto un acontecimiento “religioso” de fe, cuanto un culto a la personalidad del Papa y un adoctrinamiento ideológico masivo. No estamos en tiempos de Cristiandad, eso es del siglo pasado. Madrid no es la “capital del mundo joven”, ni puede convertirse en el “centro de la Cristiandad” por mucho que se empeñen Rouco y Esperanza Aguirre.

Por parte del Gobierno,

También engaña a los ciudadanos traicionando a la Constitución por  su situación de Estado Laico, que no denuncia los Acuerdos Iglesia Estado de 1979  en los que concede numerosos privilegios a la Iglesia católica.
Además, poniendo a disposición de las fuerzas católicas a 8 ministerios (Trabajo, Defensa, Interior, Exteriores, Cultura, Fomento, Sanidad y Presidencia), muchísimo dinero, (en medio de esta crisis con 5 millones de parados) y  todo el aparato mediático, para recibir a este Papa. Numerosos calles de Madrid se convertirán en un gigantesco templo católico. Este Gobierno acepta pasivamente la intromisión de la Jerarquía de toda una red  de alojamiento en centros  públicos y polideportivos para acoger gratuitamente a los jóvenes que vengan de fuera.  ¿Dónde está la neutralidad de los poderes públicos?

No queremos que  el Rey y el Jefe de Gobierno reciban al Sr. Ratzinger  porque éste es solo el representante de una minoría religiosa. Un Rey y un Jefe de Gobierno que son incapaces de separar sus creencias particulares de su papel institucional como  autoridades políticas de un Estado no confesional, que gobiernan a toda la ciudadanía española, no tienen legitimidad para actuar de esta forma.

Que lo reciban los jefes religiosos propios de la religión católica, como son el Cardenal Rouco, el Nuncio,  los cardenales, y  todos los miembros de la Conferencia Episcopal Española.

José María García-Mauriño
Es miembro de Cristianos por el Socialismo
28 de mayo de 2011

jueves, 2 de junio de 2011

CPS, SUS SEÑAS DE IDENTIDAD LO QUE LLAMARÍAMOS SU ADN






A.D.N.


Autor: José Ramón Montes Gonzalez,  C.P.S. Madrid


En este mundo llamado de “las seguridades”, los Gobiernos y todas las policías exigen a los ciudadanos autóctonos o inmigrantes eso que genéricamente denominan LOS PAPELES, entre nosotros queda la abreviatura del famoso D.N.I., identidad burocrática, lo que uno o una ES ante los poderes del Estado, ante el comercio y ante eso que conocemos como LA LEY.
El excitante mundo de la biología moderna determina identidades, esencias,  caracteres  únicos e intransferibles de cada persona, a ese intrincado cúmulo se le nombra como A.D.N-. Y, según se dice por los que de eso saben, es el paradigma de lo propio, de lo que un día los filósofos conocieron y conocen como la MISMIDAD.
CPS existe desde el ya lejano 1973 y tan largo devenir no es en vano, son ya 38 años y han pasado muchas cosas en el mundo y en la Iglesia por eso y para seguir teniendo clara nuestra existencia como grupo y como voluntad de acción personal y colectiva, buscamos nuestra peculiaridad y queremos que sea, sin soberbia, única; queremos detectar nuestro ADN, ¿Dónde está? , ¿De qué se compone? Alguien que entienda de biología molecular debería orientarnos en esta difícil  búsqueda.
 Pero a falta, al menos de momento de la rigurosa exactitud de la ciencia, emprendemos, un poco a tientas, el descubrimiento de ese elemento. Hoy en 2011, ¿cuál es el núcleo de la voluntad conjunta de quienes nos decimos cristianos y cristianas por el socialismo? , ¿Qué hay tras la querida sigla C.P.S?
Preguntar, contestar, querer saber para poder seguir existiendo con la mínima lógica. NADA ES, SI NO TIENE IDENTIDAD.

DOS ALTÍSMOS BANDERINES DE ENGANCHE

  • CRISTIANOS

JESUS DE NAZARET Y EL SOCIALISMO.
Tan grandes nombres han tenido al cabo del tiempo muchas, casi infinitas lecturas desde CONSTANTINO, el del EDICTO DE MILÁN hasta lo mejor del VATICANO SEGUNDO. Desde lo más duro del burocratismo a  lo más “descafeinado” del social liberalismo. Hasta las interpretaciones de América Latina o de algún pensador audaz sobre lo que significa, SER CRISTINO/CRISTANA, SER SOCIALISTA.
NUESTRO A. D. N. HA DE SER PROPOSITIVO compuesto más de construcción que de crítica, aunque esta tenga un digno y amplio espacio entre nosotros. SABEMOS BIEN LOS MUCHOS MALES DEL LIBERAL-CAPITALISMO, pero eso no ha de ser el núcleo vital de nuestro ADN este debe de ser algo más, algo para desde él hablar a la sociedad huérfana y necesitada en este desierto. SOMOS NECESARIOS, LO SENTIMOS, LO INTUIMOS, no podemos abdicar de estas responsabilidades.
CON AUDACIA Y EN EL RIESGO DEL ERROR, QUE ES LO MÁS HUMANO DE LO HUMANO Y COMO EN LA INTRODUCCIÓN RITUAL AL PADRE NUESTRO NOS ATREVEMOS  A DECIR:
CRISTINANOS/CRISTIANAS, hombres y mujeres comprometidos hacia lo que es altruismo, amor, fraternidad, sencillez amabilidad, apertura, identificación de DIOS EN LOS OTROS, PREFERENCIA RADICAL POR LOS POBRES, en busca incansable de la felicidad de los demás y también de la propia, felicidad que nunca será hedonismo.  Creyentes desde el reto del misterio que aceptamos gozosamente,  personas que entendemos la finitud del mundo y de la vida pero con el misterio y la esperanza contra toda esperanza,  miembros que amamos a la iglesia de Jesús pero con un  amor que  es esencialmente crítico, renovador y constructivo, abiertos al pensamiento de quienes han sabido creer que se llega a Dios por el camino de los seres humanos y del mundo.

  • SOCIALISTAS


Tras lo que ha pasado y pasa, tras las frustraciones, tras escuchar y leer como el nombre del SOCIALISMO ha sido usado tantas veces en vano. Ser socialistas es entender que la tierra es una herencia colectiva para los humanos y para todo “bicho viviente” dicho esto con el mayor respeto. Pensar que el hombre no es, no puede ser,  un lobo para el hombre, la vida es todo menos una carrera de competidores, la palabra competencia entre nosotros significará solamente hacer bien las cosas ser competentes y nunca competitivos. Entender lo público como lo normal en la gestión de la economía. Ver que lo privado, no ha de interpretarse como lo mercantil, sino como lo íntimo y personal, lo afectivo, eso que nunca estará en el ruido del mercado.
Ser socialista ha de ser indagar siempre en las fuentes, desde el marxismo a santo Tomás Moro y su Utopía, desde las “reducciones del Paraguay”  hasta las reglas de san Benito y las reformas de san Bernardo y su riguroso colectivismo. Los caminos para hacer este mundo más vivible y dejar de pensar en él, como algo soportable. Ser socialista es siempre buscar una felicidad compartida.
Integrar en la esencia de lo social los valores de la libertad, que no serán contradictorios, difícil papeleta pero irrenunciable. Socialista ha de ser guardar la casi infinita riqueza de la diversidad cultural humana y compatibilizar la variedad con el buen entendimiento. No a la homogeneizaciones.
Socialistas y creyentes, mirarnos en el evangelio y seguir los muchos ejemplos de altruismo, desprendimiento y comunidad que se encierran en los mensajes de Jesús y en textos como los hechos de los apóstoles. Paradigmas no faltan.
Ser socialista hoy, ya sin los grandes referentes pero creyendo en la justicia de esta apuesta humanista y creyente.
Mezclando en una hipotética probeta todos estos elementos y seguramente muchos más tal vez surja algo que podremos, con el tiempo, ver como nuestras señas de identidad, nuestro ansiado y no encontrado A. D. N. Entre todos   deberemos emprender esta desafiante tarea, todo esto es un comienzo. Esta labor puede y debe avanzar pero seguramente nunca estará terminada pues lo vivo siempre tiene  como su característica el cambio el avance o incluso en algunos casos la METAMORFOSIS que entre nosotros nunca será kafkiana. Tendremos un A.D.N pero será, por naturaleza , provisional.